Crítica de UN LUGAR DE CINE

"COCO" no solo es una buena película, es necesaria, sobre todo en estos tiempos que vivimos. Una película que sirve para recordar, para glorificar ese elemento tan nuestro y a veces tan olvidado como es la memoria y una película que demuestra que PIXAR, afortunadamente sigue conservando el elemento más importante de cuantos ha de tener una película: Alma.

Un ejemplo más de que a PIXAR, con mayor o menor acierto, jamás se le olvida dotar a sus películas de ese valioso elemento. Sobre todo en aquellas que pertenecen al cajón de las: No Comedias. Entiéndase bien con ello, COCO tiene comedia, desde luego, pero como "Wall.E", "UP", "Del Revés" o "Ratatouille", es un ingrediente más de una elaboración mucho más grande, que se amasa a fuego lento, que entra en nosotros despacito,- como la canción -, y que le gusta jugar con la emoción, mucho más que con la risa.

Por decirlo de otra forma, "COCO" no es una sucesión de gags, como lo puede ser los "Minions", por poner un ejemplo, sino de pasajes que unos a otros, de forma acompasada, van llevando a la película justo a ese sitio escondido y recóndito, donde muchas películas no saben llegar, que hace que todo el viaje recorrido merezca mucho la pena.

Lee Unkrich, director de "Buscando a Nemo", "Toy Story 2", "Toy Story 3" y "Monstruos S.A",- casi nada -, vuelve a moldear otra joya más para la colección de PIXAR, otra que le hará ganar de forma incontestable su nuevo Oscar a la Mejor Película de Animación, sí, pero otra que demuestra que una película es mucho más que eso.

En el caso que nos ocupa es un canto a México, un homenaje a su venerada celebración del Día de los Muertos, un elogio a sus formas, costumbres y tradiciones, una película que sabe y huele a ese mundo. Y es que el Día de los Muertos no es solo el contexto sobre el cual se sirve para acostar sobre ella una hermosa historia sobre la familia, sino que Unkrich lo venera, lo elogia y le hace el mejor y más sentido homenaje a todo lo que significa.

Una película que debajo de sus capas de enorme talento y trabajo, esconde cartas de gran sencillez, pero olvidadas. Valores que todos llevamos dentro de nosotros, y a los cuales PIXAR vuelve a acudir como símbolos universales que nos pertenecen a todos.

Por eso da igual los mundos que diseñe, da igual si es un basurero futurista, un restaurante francés, una casa aérea o una fiesta mexicana, todas ellas clavan sus uñas con firmeza en ideas que a todos nos acompañan. Y en este nueva incursión, Lee Unkrich está empeñado en acercar una idea muy clara a nuestros sentidos: Lo primero es la familia. Es lo que da sentido a todo lo demás, lo que nos da respuesta, lo que responde a nuestro pasado y lo que da forma al futuro. Porque COCO no es solamente lo que fuimos, sino lo que seremos.

Esa idea, tan sencilla y pequeña, que cabe en cualquier bolsillo y con la cual logra descifrar todo aquello que hay en nosotros, así como la forma en la que la impulsa a lo largo de toda la película, es mucho más importante que cualquier reseña que se pueda hacer al diseño de producción, o a cualquiera de los valores técnicos que, como siempre tratándose de PIXAR, están a un gran nivel.

Pero esa idea... esa idea vale mucho más. Le vale a Miguel, el protagonista, embarcarse en una aventura mágica que le cambiará toda su vida, a nosotros los espectadores volver a recordar aquello que somos y fuimos, y a PIXAR volver a recoger los premios más importantes de su gremio, porque una vez más a vuelto a poner sobre la mesa algo de lo que desgraciadamente muchas otras propuestas carecen: Alma.

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