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8
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Cine negro. Intriga. Drama
George Loomis (Joseph Cotten) y su esposa Rose (Marilyn Monroe), se van de vacaciones a las cataratas del Niágara. Las fuertes crisis emocionales que padece George, afectan hondamente a su joven y bella esposa, y esto la predispone a aceptar los galanteos de un apuesto joven que conoce durante un paseo... Una gran tragedia comenzará a tomar forma de aquí en adelante. (FILMAFFINITY)
14 de mayo de 2011
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Film realizado por Henry Hathaway (1898-1985) (“Valor de ley”, 1969), a partir de un guión escrito por Charles Brackett, Walter Reisch y Richard L. Breen. Se rueda entre junio y julio de 1952 en las cataratas del Niágara y en el plató nº 5 de Fox Studios (Century City, L.A., CA), con un presupuesto de 1.250.000 USD. Producido por Charles Brackett para la Fox, se estrena el 21-I-1953 (NYC).
La acción dramática tiene lugar en las cataratas del Niágara y alrededores (territorio de Canadá) a lo largo de unos pocos días del verano de 1952. Allí se encuentran y relacionan dos parejas jóvenes y una mayor. Polly y Ray Catler forman la pareja enamorada y perfecta. Rose y George Loomis forman una pareja atormentada por los celos enfermizos del marido tras su participación en la guerra de Corea y su paso por el hospital para enfermos mentales de Littleman. La pareja formada por Jeff Kettering y su esposa, ambos de unos 50 años, marcan las diferencias entre jóvenes y mayores. Los papeles protagonistas corresponden a Rose (Monroe), sensual, seductora y atractiva, que desborda erotismo y carnalidad. Polly (Peters) es sobria, seria, formal y discreta. George (Cotten) es inestable, inseguro y vulnerable. Ray (Adams) encarna la figura de un exitoso ejecutivo de ventas de seguros, ingenuo y de luces limitadas.
La narración se sirve en gran medida de los contrastes para dar relieve y vistosidad al relato. Contrastan poderosamente la belleza de las dos protagonistas, sus concepciones de la feminidad y de su papel en la vida, sus gustos en el vestir y su manera de relacionarse con los hombres y las personas del entorno. Una es generosa, atenta y servicial, frente a la otra que es presumida y dada a llamar la atención exhibiendo sensualidad y una desbordante belleza. Contrastan también las dos parejas jóvenes, que encarnan, respectivamente, la felicidad y la infelicidad, la armonía y la disputa, el enamoramiento y el desamor. Los dos maridos representan papeles opuestos: mientas uno triunfa en su trabajo profesional, el otro acumula fracasos profesionales en cadena, etc.
Por lo demás, el film hace un uso inteligente y convincente de los símbolos, los paralelismos y las semejanzas. En este sentido complementa y amplía el inmenso atractivo de Marilyn enmarcándolo en el paisaje inmenso y monumental del lugar. Potencia la sensualidad de la actriz poniéndola en relación con las imágenes repetidas de las aguas que se desbordan para precipitarse en el abismo. Poco antes ha comparado la manera de ser de Polly con las aguas tranquilas y quietas, casi inmóviles, que hay río arriba. En pocas ocasiones se ha dado en cine una interrelación tan lograda y coherente de paisaje y argumento. Posiblemente decir esto es un tópico, pero es tan cierto que no se puede dejar de decir.
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La acción dramática tiene lugar en las cataratas del Niágara y alrededores (territorio de Canadá) a lo largo de unos pocos días del verano de 1952. Allí se encuentran y relacionan dos parejas jóvenes y una mayor. Polly y Ray Catler forman la pareja enamorada y perfecta. Rose y George Loomis forman una pareja atormentada por los celos enfermizos del marido tras su participación en la guerra de Corea y su paso por el hospital para enfermos mentales de Littleman. La pareja formada por Jeff Kettering y su esposa, ambos de unos 50 años, marcan las diferencias entre jóvenes y mayores. Los papeles protagonistas corresponden a Rose (Monroe), sensual, seductora y atractiva, que desborda erotismo y carnalidad. Polly (Peters) es sobria, seria, formal y discreta. George (Cotten) es inestable, inseguro y vulnerable. Ray (Adams) encarna la figura de un exitoso ejecutivo de ventas de seguros, ingenuo y de luces limitadas.
La narración se sirve en gran medida de los contrastes para dar relieve y vistosidad al relato. Contrastan poderosamente la belleza de las dos protagonistas, sus concepciones de la feminidad y de su papel en la vida, sus gustos en el vestir y su manera de relacionarse con los hombres y las personas del entorno. Una es generosa, atenta y servicial, frente a la otra que es presumida y dada a llamar la atención exhibiendo sensualidad y una desbordante belleza. Contrastan también las dos parejas jóvenes, que encarnan, respectivamente, la felicidad y la infelicidad, la armonía y la disputa, el enamoramiento y el desamor. Los dos maridos representan papeles opuestos: mientas uno triunfa en su trabajo profesional, el otro acumula fracasos profesionales en cadena, etc.
Por lo demás, el film hace un uso inteligente y convincente de los símbolos, los paralelismos y las semejanzas. En este sentido complementa y amplía el inmenso atractivo de Marilyn enmarcándolo en el paisaje inmenso y monumental del lugar. Potencia la sensualidad de la actriz poniéndola en relación con las imágenes repetidas de las aguas que se desbordan para precipitarse en el abismo. Poco antes ha comparado la manera de ser de Polly con las aguas tranquilas y quietas, casi inmóviles, que hay río arriba. En pocas ocasiones se ha dado en cine una interrelación tan lograda y coherente de paisaje y argumento. Posiblemente decir esto es un tópico, pero es tan cierto que no se puede dejar de decir.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
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La historia que se explica es sencilla, aporta pocas sorpresas y se sigue con facilidad. Funciona como un cuento o un asequible relato policíaco de bolsillo. Acota muy bien sus dimensiones, sus focos de atención, los ritmos y los medios expresivos, como corresponde a la acreditada maestría de Brackett. Otorga mayor capacidad expresiva a la sugerencia y a la insinuación, que a la representación explícita. De ahí la importancia de que el espectador preste atención a los detalles, como la afición de George a montar modelos de coches antiguos a escala (el Maxwell de 1907), hecho que apunta hacia los intereses del personaje situados fuera de la realidad y de su tiempo. La procedencia de los Catler, de Toledo (Ohio) y Seatle (Washington), respectivamente, confiere a la pareja que forman una representatividad genérica que no se daría si ambos fueran de una misma región o de regiones muy próximas. Subraya el verismo del relato, dándole un cierto aire documental. Se hace eco del hábito del cine de entonces de incluir referencias cultas, que en este caso son históricas: la fecha de construcción del puente de obra (1885) y el nombre de la batalla que marcó los límites de la frontera actual del lugar.
La banda sonora, de Sol Kaplan (“Seis destinos”, Duvivier, 1942), crea una partitura de acompañamiento de carácter dramático, que contribuye a crear la atmósfera de intriga, tensión y temor del film. Añade la canción “Kiss”, que interpreta Marilyn con una fuerte carga de sensualidad. La fotografía, de Joseph MacDonald (“Cielo amarillo”, 1948), en color (technicolor), es espléndida. Confiere a la cinta un cromatismo muy diferente del propio del cine negro, pero a todas luces acertado. Se sirve de sombras para explicar la inquietud e incertidumbre de los personajes. Presenta planos picados antológicos en varias escenas singulares. El aire brumoso que llena el escenario de las cataratas refuerza visualmente la atmósfera del film.
La historia que se explica es sencilla, aporta pocas sorpresas y se sigue con facilidad. Funciona como un cuento o un asequible relato policíaco de bolsillo. Acota muy bien sus dimensiones, sus focos de atención, los ritmos y los medios expresivos, como corresponde a la acreditada maestría de Brackett. Otorga mayor capacidad expresiva a la sugerencia y a la insinuación, que a la representación explícita. De ahí la importancia de que el espectador preste atención a los detalles, como la afición de George a montar modelos de coches antiguos a escala (el Maxwell de 1907), hecho que apunta hacia los intereses del personaje situados fuera de la realidad y de su tiempo. La procedencia de los Catler, de Toledo (Ohio) y Seatle (Washington), respectivamente, confiere a la pareja que forman una representatividad genérica que no se daría si ambos fueran de una misma región o de regiones muy próximas. Subraya el verismo del relato, dándole un cierto aire documental. Se hace eco del hábito del cine de entonces de incluir referencias cultas, que en este caso son históricas: la fecha de construcción del puente de obra (1885) y el nombre de la batalla que marcó los límites de la frontera actual del lugar.
La banda sonora, de Sol Kaplan (“Seis destinos”, Duvivier, 1942), crea una partitura de acompañamiento de carácter dramático, que contribuye a crear la atmósfera de intriga, tensión y temor del film. Añade la canción “Kiss”, que interpreta Marilyn con una fuerte carga de sensualidad. La fotografía, de Joseph MacDonald (“Cielo amarillo”, 1948), en color (technicolor), es espléndida. Confiere a la cinta un cromatismo muy diferente del propio del cine negro, pero a todas luces acertado. Se sirve de sombras para explicar la inquietud e incertidumbre de los personajes. Presenta planos picados antológicos en varias escenas singulares. El aire brumoso que llena el escenario de las cataratas refuerza visualmente la atmósfera del film.