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España España · Palma (Mallorca)
Voto de Miquel:
8
Comedia Un neoyorquino maduro y excéntrico (Larry David) decide abandonar su acomodada vida para llevar una existencia más bohemia. Su relación con una bella joven sureña (Evan Rachel Wood) desembocará en una serie de enredos familiares y sentimentales. (FILMAFFINITY)
6 de octubre de 2010
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia dramática del actor, guionista y director Woody Allen (N.Y. 1935), rodada en NYC, tras varios trabajos producidos en Europa por razón de costes. Sitúa la acción en escenarios reales de la gran ciudad (Chinatown, East Village, Greenwich Village, Queens, Manhattan...). Producida por Letty Aronson y Stephan Tenenbaum para Sony Pictures y otras, se proyecta por primera ven en público el 22-IV-2009 (Festival de Tribeca, EEUU). La acción dramática tiene lugar en NYC, a lo largo de unos 9 meses, entre la primavera de 2008 y Año Nuevo.

El relato gira en torno a un hombre mayor, jubilado, resabiado, gruñón y excéntrico, y una jovencita sureña que ha huido de su casa en busca de aventuras, felicidad, libertad y amor. Él, de nombre Boris Yellnikoff (David), es un antiguo profesor de mecánica cuántica de la Universidad de Columbia (NYC), solitario, cáustico, asocial, pretencioso, pesimista e infeliz. Ella, de nombre Melody St. Ann Celestine (Wood), tiene entre 18 y 20 años, procede de una localidad rural de Mississippi, tiene pocas luces y escasa formación, y es locuaz, extrovertida, vitalista, optimista e ingenua.

Con un número relativamente escaso de personajes, el film construye un relato que suma enredos, absurdos, despropósitos, debilidades y una visión extremadamente pesimista y desesperanzada de la condición humana. Las interpretaciones son frescas y naturales, en gran medida gracias a la libertad que Allen da a los actores, al predominio de tomas únicas por razones de ahorro de costes y al buen hacer de un experimentado Larry David, que está acertado (para mí, acertadísimo) en un papel que exige ser antipático y gracioso a la vez. De manera similar Evan Rachel Wood entrega un atractivo papel de chica tontita y casquivana, graciosa y entrañablemente divertida.

La película ofrece un humor ligero, aturullado, liviano y fino, capaz de divertir y satisfacer a un público que busca sonreír y reír sin caer en la frivolidad y la banalidad más allá de lo tolerable. La mordacidad del realizador es posiblemente más corrosiva y más atrevida que en trabajos anteriores. Prácticamente todo lo divino y lo humano es objeto de sus burlas, pero sus dardos más venenosos van dirigidos a la codicia, la hipocresía, el dogmatismo, la intransigencia, la mentira, la represión sexual y el doctrinarismo. Pocas veces había expuesto Allen tan claramente posiciones relativistas, utilitaristas y nihilistas, como lo hace en esta ocasión. No faltan sus habituales referencias cinéfilas (Fred Astaire, “Rocco y sus hermanos”, “Abyss”...).

La fotografía es clara y luminosa, tanto en exteriores como en interiores. Compone escenas extensas, que se ven con gusto por la correcta elaboración y la cuidada presentación que las caracteriza. La banda sonora se apoya en temas jazzísticos de diversos autores y en solemnes insertos de música clásica, tomados de Beethoven (9ª y 5ª sinfonías), el más solemne de los compositores.
Miquel
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