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Voto de Miquel:
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Comedia. Romance
Años después de salir de la cárcel, un dentista espera a un paciente al que odia porque le ha robado la novia y se imagina que lo asesina. Recuerda que estaba enamorado de la pelirroja del barrio, pero ella le rechazó. Un día vuelven a encontrarse, sin embargo ya no le resulta tan atractiva como antes, y se alegra de estar casado con otra mujer. (FILMAFFINITY)
9 de marzo de 2011
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia romántica realizada por Raoul Walsh (1887-1980). El guión, de Julius y Philip Epstein, adapta la obra de teatro “One Sunday Afternoon” (1933), de James Hagan, llevada al cine en 1933 por Stephen Roberts y por el mismo Walsh en 1948. Se rueda entre octubre y diciembre de 1940, en el plató nº 22 de los Warner Studios (Burbank, CA). Es nominado a un Oscar (banda sonora). Producido por Hal B. Wallis para la Warner, se proyecta por primera vez en público, en sesión de preestreno, el 12-II-1941 (Hollywood, CA).
La acción dramática principal tiene lugar en Brooklyn, uno de los cinco distritos de NYC (hasta 1898 fue una ciudad independiente), entre finales del XIX y primeros años del XX. Biff Grimes (Cagney) y Hugo Bernstead (Carson) son dos amigos, que admiran y cortejan a la misma muchacha de la localidad, la pelirroja Virginia Brusch (Hayworth). La obra se desarrolla como un cuento sencillo con toques de entrañable ingenuidad. Habla de dos personajes afines a los que los derroteros de la vida convierten en opuestos, uno encarna al triunfador y el otro al perdedor. Con todo el desarrollo de la acción que propone Walsh siembra en el ánimo del espectador, de principio a fin, interrogantes sobre lo que en verdad constituye el éxito y el fracaso, la felicidad y la infelicidad. Con reiteración se pregunta en qué medida y hasta qué punto el dinero y la belleza son fuente de felicidad. El relato combina momentos de hilaridad, ironía, crítica social y un cierto nivel de acidez que confiere a la obra un sabor singular.
El desarrollo de la acción, pese a tratarse de una comedia aparentemente liviana con abundancia de números musicales, aborda cuestiones bastante trascendentes. Describe la emergencia en NY, y por extensión en el país, de una burguesía de nuevo cuño, destinada a protagonizar y liderar el progreso técnico y económico. El retrato que se construye está hecho con simpatía y admiración, sin prejuicio de toques de carácter crítico y burlesco.
Contiene una descripción de las relaciones de pareja que se imponen en un mundo de cambios sociales y de valores. La mujer es tratada con respeto y afecto: en ella se reconocen virtudes de fortaleza de carácter, capacidad de decisión y valía personal. Incorpora una exposición esquemática, pero significativa, de las diferencias que separan a los jóvenes de familia acomodada y los de familia humilde. Mientras unos cultivan el ocio, cantan y estudian en la universidad (véase la Y), los otros se han de partir los riñones para sobrevivir y triunfar. Unos son altivos y juegan al críquet, mientras los otros se han de tragar el orgullo y juegan con simples herraduras viejas de mulas. Por lo demás, el relato explica cómo y en qué medida la relación de amistad inicial de los dos compinches evoluciona a lo largo del tiempo y deriva en situaciones nuevas de resultados inciertos.
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La acción dramática principal tiene lugar en Brooklyn, uno de los cinco distritos de NYC (hasta 1898 fue una ciudad independiente), entre finales del XIX y primeros años del XX. Biff Grimes (Cagney) y Hugo Bernstead (Carson) son dos amigos, que admiran y cortejan a la misma muchacha de la localidad, la pelirroja Virginia Brusch (Hayworth). La obra se desarrolla como un cuento sencillo con toques de entrañable ingenuidad. Habla de dos personajes afines a los que los derroteros de la vida convierten en opuestos, uno encarna al triunfador y el otro al perdedor. Con todo el desarrollo de la acción que propone Walsh siembra en el ánimo del espectador, de principio a fin, interrogantes sobre lo que en verdad constituye el éxito y el fracaso, la felicidad y la infelicidad. Con reiteración se pregunta en qué medida y hasta qué punto el dinero y la belleza son fuente de felicidad. El relato combina momentos de hilaridad, ironía, crítica social y un cierto nivel de acidez que confiere a la obra un sabor singular.
El desarrollo de la acción, pese a tratarse de una comedia aparentemente liviana con abundancia de números musicales, aborda cuestiones bastante trascendentes. Describe la emergencia en NY, y por extensión en el país, de una burguesía de nuevo cuño, destinada a protagonizar y liderar el progreso técnico y económico. El retrato que se construye está hecho con simpatía y admiración, sin prejuicio de toques de carácter crítico y burlesco.
Contiene una descripción de las relaciones de pareja que se imponen en un mundo de cambios sociales y de valores. La mujer es tratada con respeto y afecto: en ella se reconocen virtudes de fortaleza de carácter, capacidad de decisión y valía personal. Incorpora una exposición esquemática, pero significativa, de las diferencias que separan a los jóvenes de familia acomodada y los de familia humilde. Mientras unos cultivan el ocio, cantan y estudian en la universidad (véase la Y), los otros se han de partir los riñones para sobrevivir y triunfar. Unos son altivos y juegan al críquet, mientras los otros se han de tragar el orgullo y juegan con simples herraduras viejas de mulas. Por lo demás, el relato explica cómo y en qué medida la relación de amistad inicial de los dos compinches evoluciona a lo largo del tiempo y deriva en situaciones nuevas de resultados inciertos.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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La fotografía, de James Wong Howe, crea composiciones equilibradas y vibrantes, que enriquece con un trabajo de cámara hábil y emocionante, con planos largos de grúa. Destaca el plano que lleva la cámara desde el jardín de la casa del estudiante de dentista al jardín de los vecinos, que marca con énfasis los contrastes que se dan entre unos y otros. En varias ocasiones yuxtapone planos irónicamente similares, como la boca abierta de una fiera y la de un personaje que canta. Las riñas del perro y el gato anuncian los trazos de cierta violencia que acompañan la figura de Cagney, hasta poco antes especializado en papeles violentos de cine negro. La narración se apoya en un largo flashback.
La banda sonora, de Heinz Roemheld, ofrece 14 temas: canciones populares de finales del XIX y creaciones de esta época o anteriores, como los fragmentos de “The Band Played On”. Destacan los cortes de “Meet Me in Saint Louis, Louis”, “The Fountain in the Park” y la patriótica “The Red, White and Blue”.
La película es entretenida, divertida y grata de ver y oír. Estén atentos al final.
La fotografía, de James Wong Howe, crea composiciones equilibradas y vibrantes, que enriquece con un trabajo de cámara hábil y emocionante, con planos largos de grúa. Destaca el plano que lleva la cámara desde el jardín de la casa del estudiante de dentista al jardín de los vecinos, que marca con énfasis los contrastes que se dan entre unos y otros. En varias ocasiones yuxtapone planos irónicamente similares, como la boca abierta de una fiera y la de un personaje que canta. Las riñas del perro y el gato anuncian los trazos de cierta violencia que acompañan la figura de Cagney, hasta poco antes especializado en papeles violentos de cine negro. La narración se apoya en un largo flashback.
La banda sonora, de Heinz Roemheld, ofrece 14 temas: canciones populares de finales del XIX y creaciones de esta época o anteriores, como los fragmentos de “The Band Played On”. Destacan los cortes de “Meet Me in Saint Louis, Louis”, “The Fountain in the Park” y la patriótica “The Red, White and Blue”.
La película es entretenida, divertida y grata de ver y oír. Estén atentos al final.