Largometraje de Robert Schwentke (“Tatoo”, 2002), realizador alemán nacido en Sttutgart en 1968. El guión, de Peter A. Dowling y Billy Ray (“La guerra de Hart”, Hoblit, 2002), se inspira muy libremente en la película “Alarma en el expreso” (1938), de Hitchcock, de la que algunos consideran que es un remake. Se rueda en escenarios reales de Berlín, Hollywood, Leipzig (aeropuerto), L.A., y Mojave (CA) y en la réplica del interior del avión, con un presupuesto estimado de 55 M USD. Producido por Brian Grazer para Touchtone Pictures e Imagine Entertainment, se proyecta en público por primera vez el 22-IX-2005 (Israel).

La acción dramática tiene lugar a bordo de un avión 474, que realiza el vuelo de unas 10 horas entre Berlín y NY, en 2005. En él viaja Kyle Pratt (Foster) y su hija Julia (Lawson), de 6 años. Kyle es ingeniera aeronáutica, americana y viuda desde hace unos pocos días a causa del fallecimiento inesperado del marido a raíz, según parece, de un accidente doméstico. El avión lleva en la bodega el féretro del marido. Tras un cierto tiempo de vuelo, Kyle se duerme a causa de la fatiga y la falta de sueño que acumula. Al despertar, advierte que la niña no está a su lado y tampoco la encuentra a bordo. La atienden el piloto del avión, el capitán Rich (Bean), y el auxiliar Carson (Sarsgaard).

El film suma acción, misterio y thriller. Explora las reacciones de una madre, que tras la pérdida del marido, teme haber perdido a su hija. Varios hechos casuales (extravío de la tarjeta de embarque de la niña, su no inclusión en la lista de pasajeros...) levantan las sospechas de los pasajeros sobre la cordura y el equilibrio mental de Kyle. Ella misma llega a pensar en la posibilidad de que sufre una alucinación o que se halla bajo los efectos de una esquizofrenia. Desamparada, sin ayudas personales, rodeada de sospechas, dudando del valor de su propia razón, se enfrenta a una situación de desesperación y de angustia, que el film describe con bastante eficacia y que Jodie Foster refuerza con una interpretación solvente y convincente.

La obra tiene semejanzas con el film de Hitchcock citado, con el que comparte elementos del misterio y componentes de la atmósfera que envuelve la acción. Con la ayuda de unos decorados acertados (la réplica del interior del avión), el clima que respira el colectivo de pasajeros y de la tripulación se eleva a cotas altas de intriga, tensión e inquietud. A lo expuesto se añaden sospechas adicionales derivadas de hechos que los pasajeros advierten gradualmente a medida que pasa el tiempo. Los problemas del film se manifiestan a partir del momento en el que se inicia la resolución del misterio y del caso. Es entonces cuando se pone en evidencia la fragilidad del guión, la escasa consistencia de la trama y la coincidencia de un número excesivo de coincidencias que restan fuerza e interés a la historia.

(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)