Cierto resplandor blanco que vemos en las imágenes minimalistas por la intensa luz solar contrastando con los trajes de los escasos personajes de esta película. Nos da como referente el sueño violento de pronto del alma enferma y somatizada que trata de apoyarse en un guía para qué nos haga sentir que ese resplandor nos deje segados y condenados a un sufrimiento mayúsculo. El silencio imponente del cuadro es una victoria de nuestros miedos. Quisiéramos despertar, y pasar a otro nivel. Pero el silencio es profundo. Mis gritos no se escuchan. Ahí en ese mundo alterno habita la moderna Electra con el fuego incestuoso que la calcina. Un vacio imponente, gélido. La cara del miedo parece tener rostro de mujer. El brujo del hielo, Ingmar Bergman parece tener en hibernación a un ser bicéfalo. Un ser conservado en hielo. El terror del alma humana, el terror blanco.