Lo siento, pero tener que empatizar con un montón de pobres niños ricos, rebeldes sin causa, es mucho para mí, ni el protagonista ni los personajes secundarios victimas de abuso en el centro reformatorio, me hicieron identificarme con ellos, obvio no apruebo la tortura y las vejaciones a las que fueron sometidos, pero la película tampoco consigue que sintamos pena por ellos, al contrario, caen casi tan mal como los villanos, que por otro lado son de caricatura, malos porque si, detestables sin razón, un compendio de sociópatas, quizás para que los anti sociales recluidos ahí, se vieran más humanos al ojo del espectador.
La historia abunda en golpes bajos, se regodea en ellos, y como dije, no logra profundizar en nada, ni hace que se sienta pena o deseos de ver bien librado al protagonista.