Inteligente y cercana, la película contrasta la tecnología quizás cercana con la soledad de la tercera edad y la enfermedad, un relato sencillo que da vida a un retro abandonado reviviendo su hobby a través de un regalo para calmar el ambiente familiar, queda en cuestión si es fiable y si el mundo está tan avanzado, pero al par de días leo por ahí que se han reunido para parar esos proyectos militares de robots capaces de marcar un objetivo para asesinar...

Se sumerge en la tranquilidad del bosque con una orientación cómica para alisar esta historia de conducta y apoyo, una convivencia original con la salud como objetivo, el chantaje como medio y el ya digamos clásico dilema de la inteligencia artificial, tiene carga moral y sin dudas una experiencia que siempre deja el cine independiente con su discurso eficiente y la confianza que se va generando con el Don Quijote como elemento singular.

El robot cae en algunas ambigüedades que la hacen dudosa, pero es cuestión de dejarse llevar y no entrar a debatir las capacidades del robot, la película sugiere al espectador la idea de borrar una memoria, llegar a un acuerdo lleno de sarcasmo, un plan perfecto con una dieta baja en sodio y las pinceladas de una sociedad contemporánea neurótica que ha olvidado la lectura clásica, con lo que se gana la simpatía sin dar un golpe seco hasta su resolución, una burla que deja coletilla enterrada en el jardín, un shock emocional de un chiflado astuto y sabio, es el regalo para la familia, una película que da para hablar.