Una historia interesante, pero muy manida, que hace que en muchos momentos te dé la sensación de ya haber visto algunas escenas.

Lo mejor de la película de Agustí Villaronga son las interpretaciones y la fotografía, muy bien resuelta por Antonio Riestra. El trabajo con los niños es estupendo, muy bien seleccionados ante tan difícil escollo, ya que ellos son los verdaderos protagonistas, donde se focaliza la diégesis.

La trama, ambientada en la postguerra de la Guerra Civil española, es bastante similar a la de otras obras españolas, si bien en esta de Villaronga se centra más en la visión de unos niños, con algún mensaje interesante de esperanza hacia el espectador.

En definitiva, interesante película, pero que no aporta mucha originalidad a la historia del cine español.