Buena película de Miguel Ángel Vivas, que recupera su tono y fuerza narrativa tras su algo decepcionante "Inside", que tenía buenas ideas pero se embarullaba más de lo necesario.
Aquí hay concisión, sintetización del argumento, con planos donde nada falta ni sobra.
La historia, de por sí no demasiado original, gracias al guión del propio Vivas y de Alberto Marini consigue atrapar al espectador desde el primer momento. Tiene garra y giro sorprendente final (aunque algo se intuye en todo momento...), fuerza dramática y gracias a la extraordinaria labor interpretativa de José Coronado, una humanidad mal entendida, desbordante, donde el amor de un padre hacia su hijo le llevará a las puertas del infierno mostrando las miserias de la sociedad actual donde la verdad la eliminamos si es necesario con tal de proteger a los seres queridos.
Existen varias estupendas escenas (las dos con el siempre excelente Luis Bermejo son de lo mejor que he visto en el cine español en los últimos años) aunque bien es cierto que tampoco la credibilidad gana al realismo. Me refiero, por ejemplo al propio final o a la segunda visita del protagonista a la sala de fiestas. Las imágenes que tienen lugar en ella son muy poderosas cinematográficamente, con lo principal y terrible fuera de cámara, pero no tiene mucha lógica.
Vivas logra una excelente película, no del agrado de todos, muy entretenida, con intriga muy bien llevada durante todo el metraje (nada alargado, gracias a Dios), y que finalmente invita a la reflexión al no ser nada acomodaticia ni plegarse al gran público.
Merece la pena su visión aunque no sea la alegría de la huerta precisamente.

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