Qué maravillosa película nos ha regalado una vez más Pixar, una delicia de paisajes, de colores y de música que llama la atención por tratarse de la primera vez que la productora decide darle el protagonismo a un personaje femenino y por tratarse también por primera vez en su historia de una obra de época. En este caso tenemos a la pelirroja Mérida como princesa rebelde dispuesta a cambiar el destino que las tradiciones de su tribu le tiene guardado. Me ha encantado el personaje de esta princesa independiente e inteligente, me ha enamorado su melena rebelde y rizada, su vestimenta, su carácter, pero sobre todo, me ha encantado la relación de amor-odio que tiene con su madre, la reina Elinor, ese contínuo tira y afloja entre ambas en el que me he visto claramente identificada. Para mí, mi madre es la persona más importante en mi vida y a la que más quiero pero, al mismo tiempo, es con quién más discuto por lo que la relación de estas dos protagonistas me ha parecido de lo más real. La actriz Reese Witherspoon íba en principio a ponerle la voz a la pelirroja Mérida pero por problemas con su agenda tuvo que rechazar la oferta por lo que fue finalmente la escocesa Kelly MacDonalds la que se haría cargo de ello. Por su parte, la británica Emma Thompson se encargaría de la reina Elinor. Tanto Mérida como Elinor son dos personajes cercanos que ayudan mucho al buen resultado de la película. A mí me ha encantado, la música celta del gran Patrick Doyle es sensacional, los paisajes parecen de verdad, una auténtica obra de arte, la película no se hace larga, tiene una duración justa y merece muy mucho la pena. Hay que verla.