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Voto de Antonio Morales:
6
Comedia Castilviejo es un pueblo castellano que lleva años y años muriéndose de sed. Tiene muy cerca un gran pantano, pero es tanto como no tener nada, pues sus aguas no llegan hasta allí. De pronto, unos americanos que dicen ser expertos en prospecciones petrolíferas caen por aquellas tierras asegurando que hay petróleo. Estas parcelas son propiedad de don Zoilo Mendoza quien, ante la evidencia del tesoro que encierra su subsuelo, se pone en ... [+]
18 de enero de 2017
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A la sombre del éxito de “Bienvenido Mr. Marshall” y poco más tarde, los acuerdos políticos de 1953 entre Eisenhower, recién elegido presidente USA y Franco, permitiendo soldados y bases militares en España a cambio del reconocimiento político y diplomático del régimen a nivel internacional, a raíz de esos acuerdos la mirada cambia, ahora son nuestros amigos y surgen diversas comedias que aluden al amigo norteamericano, entre ellas, esta fábula rural, amable y desenfadada que bajo una aparente superficialidad de costumbres, subyace una interesante reflexión no exenta de mordacidad e ironía, de la mano del aplicado guionista (El judas, La gran familia) y director (Manolo, guardia urbano, Las chicas de la cruz roja) Rafarl J. Salvia.

Castilviejo es un pueblo caluroso, de secano y araganes, que presume de castillo y donde nunca ocurre nada, hasta que un día un grupo de americanos llegan a este pequeño pueblo castellano en busca de petróleo, la comunidad de vecinos se verá agitada por la irrupción de los forasteros y los intereses del oro negro. Aunque la lógica de la historia nos demostrará que existe otro líquido ecológico y natural superior a ese combustible contaminante. Se trata de una comedia coral esperpéntica que recrea perfectamente la idiosincrasia hispana frente a la visión que tenemos de la vida, de las oportunidades para emprender, del negocio propio aunque chapucero sin delegar en un tercero. En el contraste de culturas, afloran los tópicos: la siesta, el botijo, el mus, la verbena popular con el pasodoble; frente al póker, el whisky, el twist, el beisbol y la coca cola.

Dos genios entrañables de la comedia española como Manolo Morán que encarna a un campesino vago con alma de pícaro y Jose Luis Ozores, un tímido reprimido que se desvive por las féminas, así como un gran casting de excelentes secundarios que conforman un variopinto mosaico rural de boina calada. Esa ingenua desfachatez, ese cinismo campechano, esa apatía celtibérica, ese provincianismo patológico, ese mimetismo fulgurante es mostrado en toda su dimensión por estos actores que eran iconos de nuestra cultura popular y que tanto hicieron reír a nuestros mayores. Película divertida que encierra una mirada ladina sobre la ambición y la codicia de la naturaleza humana.
Antonio Morales
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