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Voto de Antonio Morales:
6
Comedia. Drama Santiago después de levantarse baja a la cocina, donde lo espera toda la familia para felicitarlo: es su cumpleaños. Todos le cantan el "Feliz cumpleaños", y él empieza a abrir los regalos; cuando le toca el turno al de su hijo pequeño, se enfada y dice que no le gusta. (FILMAFFINITY)
1 de noviembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que más me ha gustado de “Familia”, primera película de Fernando León, es la originalidad de la propuesta. Aunque no es una película redonda y perfecta, al menos, tiene la osadía y la audacia del talento que se le supone a un cineasta creativo, que aborda la farsa social con pulso firme. Es cierto que no tiene la acidez que solía imprimir Luis Buñuel, faltándole esa capacidad crítica del planteamiento a la puesta en escena que tenía Jean Renoir, ambos grandes maestros en este tipo de historias. No obstante, me parece indudable que podemos situar a “Familia” en la línea de películas como “La regla del juego” y “La carroza de oro” como mejores ejemplos.

Aquí se trata también de una doble representación, donde los roles sociales y los teatrales se entremezclan, donde se construye una comedia moral o “de las apariencias”, cuyas falsedades no hacen más que revelar los mecanismos de las relaciones sociales, situadas en el ámbito de la célula familiar. Los disimulos, las corteses y amorosas mentiras, la repetición de estereotipos, no hacen sino evidenciar cómo la familia se constituye en un entramado de intereses, hipocresías, renuncias y engaños, aunque podamos entender que ése sea el precio a pagar contra la soledad, hasta el punto de que alguien considere que merece la pena lo que organiza Santiago (un excelente Juan Luis Galiardo) para tan señalado día.

El film tiene, pese a su funcional puesta en escena, ese carácter de obra de cámara que se parece al típico humor de Buñuel en este tipo de situaciones, sobre todo en la última etapa de su carrera. Por otro lado, queda clara la intención del novel cineasta en que todo sea suave, educado y civilizado, sin estridencias, lejos de tradiciones esperpénticas y de sainete, nada que ver con el cine de Berlanga y su humor satírico. Precisamente en un film que es capaz de llegar a la verdad (de la familia) a través de la falsedad de la representación (teatral). Una película llena de paradojas que reflexiona sobre la soledad, ese momento que a todos nos espera de forma más o menos llevadera en nuestra última etapa de la vida.
Antonio Morales
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