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Voto de Antonio Morales:
8
Comedia. Romance La inocente Ariane Chavasse (Audrey Hepburn) es seducida por un playboy millonario norteamericano llamado Frank Flannagan (Gary Cooper). Pero éste ignora que el padre de la chica es el detective privado Claude Chavasse (Chevalier). (FILMAFFINITY)
27 de enero de 2014
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera colaboración de Billy Wilder con el que sería por muchos años, su guionista habitual, I. A. L. Diamond. “Ariane” presume de ser una de las películas menos conocidas de Wilder, pero en mi opinión nada desdeñable, es una comedia romántica que insinúa más de lo que muestra. Contrariamente a lo que se suele pensar, el cine de Wilder puede deparar muchas sorpresas, aunque circulan muchos tópicos como: demasiado evidente, tan poco sutil como algunos de sus personajes de brocha gorda. Y también sucede, por otra parte, que el fácil acceso a sus películas en DVD o en los canales de televisión alimentan otros tópicos: la imagen de un Wilder dicharachero y feroz, malicioso y cínico, un centroeuropeo escéptico en la corte de Hollywood. Pero seamos serios: ¿qué hay de verdad en estas leyendas?

Tomemos como ejemplo “Ariane”, una mezcla perversa de fábula en apariencia rosa y cuento cruel sobre la virginidad y los mitos románticos, la película se centra en una encantadora jovencita francesa, Ariane (Audrey Hepburn) perdidamente enamorada de un playboy yanqui que responde al impagable nombre de Frank Flanagan (Gary Cooper) y celosamente vigilada por su padre (Maurice Chevalier), un detective privado experto en temas amorosos. El cineasta en un tono burlón parece no dejar títere con cabeza, presenta un ridículo París de celofán y opereta, denostando la figura del macho americano en toda regla.

El acercamiento de Wilder al material que tiene entre manos (estamos hablando de una producción de 1957), por su audacia, se revela mucho menos despiadado de lo que aparenta, una reivindicación de la autenticidad frente a las máscaras de las convenciones sociales. Lo que atrae a Frank es esa inocencia pícara que llega a descolocar al playboy acostumbrado a que nadie se le resista a sus caprichos, y la imaginación desbordante de nobleza ante el verdadero amor que esgrime Ariane, aunque Cooper esta correcto en el personaje, en mi opinión es un poco mayor para el mismo.

Como es habitual en el cineasta, el humor se mueve entre lo mordaz y lo esperpéntico, Frank es un galán de guardarropía: su teatro es la habitación del hotel donde seduce a sus conquistas, y su única arma, aparte de su estilo ridículo, es el curioso cuarteto de músicos zíngaros que ameniza con música de fondo sus aventuras, destacando el tema “Fascinación”. La escena final en la estación de tren de París que no voy a contar, definen al cineasta a la hora de transmitir emociones, nadie como Wilder conoce la fragilidad del ser humano, y “Ariane” revela, así, no tanto una comedia, como un ejercicio de estilo sobre el propio género.
Antonio Morales
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