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Voto de Antonio Morales:
8
Cine negro Un hombre honrado es arrastrado al sórdido mundo de la corrupción por el influjo de una "femme-fatale" tan bella como peligrosa. Gran obra de Siodmak dentro del género del cine negro. (FILMAFFINITY)
7 de mayo de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al igual que su anterior “Forajidos”, Siodmak mantiene su afinidad a las constantes estéticas del expresionismo especialmente en el aspecto fotográfico que presentan la mayoría de sus films. Frente a la complejidad argumental de la anterior, hay en “El abrazo de la muerte” una construcción más lineal. La mixtura del romanticismo fatalista y la mezquindad sórdida que baña el conjunto haya la idónea plasmación estética en la puesta en escena de Siodmak, ominosa y sugestiva, elegante y precisa, a la par naturalista y onírica, donde cada secuencia supone un acierto en sí misma, aun siendo inconcebible fuera del contexto, en un desarrollo caracterizado por la economía narrativa (88 minutos) del buen cine americano de los años dorados.

El productor Mark Hellinger (hombre clave en la serie negra) fue el promotor como lo había sido en “Forajidos” (The Killers, 1946), pero su prematura desaparición le impidió participar en el rodaje. Basada en la novela “Criss Cross” de Don Tracy, “El abrazo de la muerte” se estructura a través de un largo “flash back” central en el que se narra cómo un conductor de furgones blindados llamado Steve Thomson (Burt Lancaster), ha llegado a involucrarse en el asalto a su propio furgón. En ello tendrá mucho que ver Anna (Yvonne de Carlo), una de las más ambiguas mujeres fatales del género negro a la que intenta recuperar tras un tiempo separados y amante ahora de un gánster (Dan Dureya, excelente villano), al que Steve se ve empujado por la rivalidad por el amor de la fémina.

La media hora final es un prodigio donde se aprecia la maestría de Siodmak, describiendo minuciosamente las peripecias de nuestros protagonistas, el atraco, pocas acciones violentas han tenido en el cine el tratamiento nubloso y fantasmagórico, la estancia de Steve en el hospital, la entrega romántica a la causa de intentar recuperar el amor perdido, sabiendo que el dinero es el único argumento que puede devolverle a su esposa. Es un hombre aquejado de una crónica turbación sexual, por momentos una dependencia afectiva que no ha conseguido curar pese a su separación temporal de una mujer ambiciosa de caros caprichos.

Teñida de un negro romanticismo “El abrazo de la muerte” es un tributo a la fatídica historia de amor. Frente al lado trágico de “Forajidos”, de abstractas resonancias, hay en “El abrazo de la muerte” un esfuerzo por reproducir los pequeños anhelos y frustraciones de los ciudadanos de una ciudad media americana, sea su madre, la familia del protagonista o los empleados de la empresa de transportes, por hacernos llegar el aroma de lo cotidiano, de una homogeneidad temática, sin apenas fisuras, que se palpa a lo largo del metraje.
Antonio Morales
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