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Voto de Antonio Morales:
8
Drama Renacimiento italiano, principios del siglo XVI (Cinquecento). Cuando el papa Julio II (Rex Harrison) encarga a Miguel Ángel (Charlton Heston) que pinte el techo de la Capilla Sixtina, el artista rechaza el trabajo. El Papa lo obliga a aceptarlo, pero Miguel Ángel destruye su obra y huye de Roma. Cuando, por fin, reanuda el proyecto, éste se convierte en un enfrentamiento de férreas voluntades, avivado por constantes diferencias ... [+]
27 de junio de 2015
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente film de Carol Reed, una grandiosa superproducción para la Fox con un cuidado guión de Phillip Dunne basado en la novela homónima de Irving Stone (el mismo autor de la novela “El loco del pelo rojo” sobre la figura de Van Gogh), otro retrato de artista en dura pugna con sus crisis creativas, escritor siempre atraído por la pasión de crear, desde una visión introspectiva del artista. En esta ocasión se trata de una interesante reflexión sobre la creación artística al servicio del mecenazgo, del rico noble (los Médicis) o del poderoso como el Papa de Roma, la búsqueda incesante por la inspiración en el mundo del arte por parte de un escultor, el más grande genio del Renacimiento junto a Leonardo Da Vinci, el artista que no quería pintar.

Pero la trama va mucho más allá, porque el film de Reed encuentra su gran baza en la confrontación directa de dos caracteres que, al contrario de lo que puede parecer, en el fondo son muy semejantes. Miguel Angel Buonarroti y el Papa Julio II, encarnados magistralmente por Charlton Heston y Rex Harrison, dos actores de una fisicidad apabullante, con gran dominio de la escena y el gesto, gracias a unos diálogos soberbios y articulados en buena dicción (recomiendo VO.). Dos fuertes personalidades forjadas sobre la firmeza y la testarudez: el primero se yergue como una figura orgullosa, que se sabe importante y que cree en la escultura como arte supremo y como forma de vida, perfilándose en cierto modo como un prototipo de la concepción moderna del papel del artista; el segundo ejerce como líder espiritual y como avispado mecenas, configurándose como un inteligente estratega, dispuesto a reforzar una hegemonía eclesial que parece más política y terrenal que puramente espiritual.

La película se inicia con unas imágenes actuales y comentarios sobre la vida y obra de Miguel Angel, como una ligera biografía con la intención de cuantificar lo que el artista y su obra ha significado para la Historia. Para seguidamente trasladarnos al año 1508, un gran bloque de mármol es transportado desde las canteras de Carrara hasta el taller que el artista tiene en Roma, en donde el escultor trabaja sin tregua en las estatuas que velarán la tumba del Papa Julio II. Pero será el propio Pontífice quien le obligue, contra su voluntad, a dejar temporalmente esta labor para consagrase a un nuevo cometido: pintar la inmensa bóveda de la Capilla Sixtina. Carol Reed que había saltado a la fama por “El tercer hombre” dirige con su habitual pulcritud, estupenda la fotografía de Leon Shamroy para mostrarnos la grandeza de la magna obra, sin olvidar la música grandiosa del maestro Alex North. Una película conmovedora y fascinante donde se muestra la pasión por crear y servir a Dios más allá de intereses paganos, las dos personalidades acabarán reconociendo que se deben a su obra, el artista acabando su trabajo y el líder espiritual y defensor del Imperio Católico enfrentándose a sus enemigos.

En el terreno personal he de apuntar que en la primavera de 2004 tuve ocasión de visitar Roma y El Vaticano, incluyendo los museos y la Capilla Sixtina recién restaurada y liberada de esos taparrabos o adornos que la censura cardenalicia había ocultado durante años, pudiendo admirar la obra de Miguel Ángel como él la concibió, en todo su esplendor por lo que me siento afortunado. La experiencia de mi viaje a Italia me descubrió unos tesoros artísticos que todo ser humano debe conocer.
Antonio Morales
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