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Voto de Antonio Morales:
8
Bélico. Aventuras Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), un grupo de prisioneros británicos son obligados por los japoneses a construir un puente. Los oficiales, capitaneados por su flemático coronel, se opondrán a toda orden que viole la Convención de Ginebra sobre los derechos y las condiciones de vida de los prisioneros de guerra. (FILMAFFINITY)
15 de agosto de 2014
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El tema compuesto por Kenneth J. Alford, fue una idea de David Lean, en principio, no gustó al productor que fuera silbada la melodía mientras entraban al campamento de prisioneros japonés. En mi opinión, y creo que la de Lean, le daba al grupo un sentido de unidad, camaradería y sobre todo dignidad moral, como muy bien afirma el coronel Nicholson, haciendo gala de su orgullo británico: “somos soldados y no esclavos”, afortunadamente Lean se salió con la suya y el tema recordará para siempre al film. Sam Spiegel es el hombre que consiguió con su tenacidad, llevar a buen puerto esta gran producción rodada en Ceylan, aglutinando el talento artístico que le daría el mayor éxito del año y arrasando en la ceremonia de los Oscars.

Spiegel gozaba de gran prestigio, habiendo triunfado con “La Reina de África” y “La ley del silencio” y David Lean sentía gran admiración por él, más tarde volverían juntos a filmar “Lawrence de Arabia”. En un momento en el que parecía que el cine bélico parecía agotado “El puente sobre el rio Kwai” sería una película de guerra, pero no una más. Su planteamiento era ambicioso, no sólo de producción, sino en su propuesta argumental. En mi opinión, lo mejor del relato es su originalidad, que lograba establecer un punto de vista distinto acerca de la locura y la futilidad de toda guerra. El guión está escrito a partir de una novela de Pierre Boulle por Michael Wilson y Carl Foreman, ambos “blacklisted” y omitidos por la Academia hasta 1985 en que fueron reconocidos, para entonces ya habían muerto.

Plantea el enfrentamiento entre dos actitudes, que no por representar intereses políticos opuestos son diferentes en esencia. Tanto el coronel Nicholson (Alec Guinness) como el coronel Saito (Sessue Hayakawa) responden a una misma idea de militarismo, ambos hacen un culto de la disciplina y de la obediencia jerárquica, para ellos la institución militar y sus leyes son sagradas e indiscutibles: están para ser cumplidas sin objeciones y no para ser cuestionadas en su conveniencia o validez. El marinero e impostor Shears (William Holden), por el contrario, no se rige por ninguna ley, actúa según le indica su necesidad o su instinto de supervivencia, es la perfecta encarnación del pragmatismo, sin sentimiento ninguno de patriotismo ni de causa. El cuarto vértice de este polígono de personajes lo constituye el médico inglés del campamento, el mayor Clipton (James Donald), que funciona como observador lúcido y, en definitiva, como portavoz ideológico del film.

Está claro que Guinness domina la pantalla cada vez que aparece, es un gran oficial al que su vanidad le traiciona, pero no pasan inadvertidas las actuaciones de William Holden, impuesto por la Columbia que distribuía el film, y de Jack Hawkins como el mayor Warden, otro oficial sin escrúpulos. El mayor acierto en los personajes es haber evitado el maniqueísmo, no hay descaradamente buenos y malos, son seres de carne y hueso que el espectador puede reconocer, e incluso puede simpatizar. El film marca un punto de inflexión en la carrera de David Lean, a partir de entonces, los films de Lean coinciden en espectacularidad e intimismo al mismo tiempo, se fusionan en una singular síntesis. Y ese factor de riesgo permanente que conlleva rodar en exteriores definirá su futura obra. La gran contradicción que lastra el resultado de esta obra tan ambiciosa reside en la actitud final de los dos oficiales ingleses más radicales del film, Nicholson y Warden. “El puente sobre el rio Kwai” no es la mejor película de Lean pero está filmada con inteligencia (leer spoiler), honestidad y sentido del espectáculo. Para finalizar cabe añadir que la excelente fotografía de Jack Hildyard en cinemascope y color, no ha sido respetado por el canal TCM que lo emite en estos días a pantalla completa, cuando la copia que yo tengo en DVD, edición 2 discos, sí que respeta el formato cinemascope con las respectivas franjas negras arriba y abajo, además de estar remasterizada en dolby digital.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Antonio Morales
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