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Voto de Antonio Morales:
5
Comedia En 1938, en plena guerra civil, los músicos de la banda militar están muy preocupados por su próximo concierto. Agustín recibe una carta de su novia, que le cuenta los apuros que está pasando con la recogida de la cosecha de arroz. Decide entonces pedir permiso para ir a ayudarla, pero como el teniente Urquiza se lo niega, se escapa. Dos compañeros enviados para hacerlo volver, finalmente, se quedan con él. También el sargento Pérez y ... [+]
8 de abril de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí señores, por extraño que parezca, es amable porque no entra en polémicas, apenas existe violencia y es antimilitarista porque los militares aman la música por encima de todo, además de ser su profesión, la de los soldados cuando eran civiles. Película sin excesivas pretensiones, más allá de entretener y divertir, que se postula como simpática y desenfadada, pero que no termina de conseguir sus nobles objetivos. Le falta el talento, la genialidad, la astucia y el sarcasmo de otras comedias que abordaron la Guerra Civil, se nota la bisoñez de su director y su descontrol en su puesta en escena, algo desmañada desde el absurdo y el esperpento, aunque tiene algunos gags ocurrentes y jocosos. En ese contexto pero alejado del frente y las sangrientas batallas, un pequeño regimiento compuesto por músicos, hace prácticas bajo las órdenes de un comandante-director de banda (Antonio Ferrandis) que, cuando pierde las gafas no distingue a quien tiene delante, además de no satisfacer a su descarada esposa (Florinda Chico).

Los problemas surgen cuando algunos de sus subordinados acuden para ayudar a la novia de uno de ellos (Pepe Sancho) y a su apetecible futura suegra (Fiorella Faltoyano), con la sana finalidad de que éstas puedan conservar sus fértiles tierras.Con las dos situaciones básicamente expuestas se urde la trama del film, que intentaba salirse mediante el humor, de los moldes trágicos con que se solía abordar el tema, igual que lo había hecho Berlanga con “La vaquilla” pero con desigual acierto. Como en la del maestro valenciano, hay un intento por mirar a los personajes desde el lado más humano, eludiendo toda posible esquematización política y huyendo de los maniqueísmos tan proclives por parte de algunos otros films. Lo mejor de la película son las peripecias de los ensayos, la agradable música con que nos obsequian mediante la banda y las situaciones absurdas que se plantean.

Los actores cumplen sobradamente representadando un variado grupo de personajes reconocibles en nuestra sociedad. Aunque encuentro a un Alfredo Landa como sargento chusquero, muy desbocado y poco dirigido, demasiado histriónico, una caricatura de personaje con gesticulaciones y gritos. Ricardo Palacios, su director, en cambio, sabe distinguir entre los soldados que se vieron involucrados en la guerra por los azares de la coyuntura y los miliares de carrera con su afán arribista. En todo caso, mira a sus personajes con ternura y sabe transmitir su cariño por ellos. La película se deja ver como una farsa llena de momentos disparatados, otro acierto es su equidistancia sin tomar partido por ningún bando, pero no aporta nada nuevo que no conociéramos pese a su éxito en su lejana exhibición en televisión. Desde luego de no haber existido previamente "La vaquilla", este film no existiría.
Antonio Morales
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