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Voto de Antonio Morales:
3
Drama. Comedia En su segunda película sonora, Hitchcok adapta una conocida obra de Sean O'Casey acerca de una familia irlandesa que recibe una importante herencia y se ve corrompida por la riqueza. (FILMAFFINITY)
25 de junio de 2014
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro de mi tortuoso peregrinar por la obra temprana y menos conocida del maestro, he visto esta película nada atractiva, más por curiosidad y por un cierto deber u obligación de conocer toda la obra de este gran creador de formas, del que me considero admirador, pues siempre uno tiene la esperanza de descubrir algo nuevo e interesante. No es de extrañar que el cineasta detestara esta adaptación de una prestigiosa pieza escénica del escritor irlandés Sean O´Casey. Es un drama típico irlandés donde no falta el whisky, la cerveza, la pobreza y el patriotismo irlandés aliñado con una trama referida a una supuesta herencia económica y que denuncia en cierta medida la opresión histórica que ha ejercido el Reino Unido sobre la Irlanda católica.

El conflicto político y social es desdramatizado en cierta forma por un socarrón humor que a Hitchcock tanto le gustaba, pero que es insuficiente en cuanto al estilo cinematográfico tan ajeno al maestro, que seguramente se vio obligado a filmar por cuestiones más alimenticias que artísticas. Pues el cineasta no puede evitar el lastre de unas influencias teatrales insalvables y a todas luces excesivas, puro teatro filmado lo que motivaría que, pese a la buena acogida dispensada en su momento al film, el tiempo una vez más es inmisericorde con la propuesta.

No hay casi nada del universo propio del director de “Rebeca”, no hay intriga, ni suspense, ni falso culpable con el que identificarse, no hay “Macguffin”, ni persecuciones increíbles, tampoco hayamos el famoso juego de las apariencias, no hay rubias gélidas, ni tensión sexual, tampoco cameo del cineasta, una película sin personalidad por parte del realizador, que debía tener muy poca fe en el proyecto y que se limitó (en el argot taurino) a una “faena de aliño”. Muy pobre.
Antonio Morales
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