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Voto de Antonio Morales:
7
Drama Albert Lory (Charles Laughton) es un profesor de escuela en una ciudad de un país indeterminado ocupado por el ejército Nazi durante la II Guerra Mundial. Enamorado de su compañera de trabajo y vecina, la también profesora Louise Martin (Maureen O’Hara), Albert se siente frustrado al ser incapaz de declararse por su carácter acobardado. Esta cobardía es también motivo de burla de sus propios alumnos. Para colmo, Louise mantiene una ... [+]
5 de agosto de 2014
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rodada durante los años más crudos de la 2ª Guerra Mundial y al mismo tiempo que otra película de asunto similar, “Los verdugos también mueren” de Fritz Lang, ambas abordan la resistencia y el sabotaje como medio de lucha contra el invasor en un país derrotado. Según contó más tarde el cineasta, hizo esta película sobre la importancia de la dignidad humana de sus compatriotas franceses, harto de las bravuconadas de sus paisanos exiliados en Hollywood: “Es muy fácil ser patriota a 10.000 km. del enemigo”. Renoir otorga la palabra a todos los personajes durante el film, incluso a los ocupantes y colaboracionistas, precisamente, para evitar el maniqueísmo entre buenos y malos.

Aunque su título sobreimpreso al comenzar el relato indica “Somewhere in Europe”, está meridianamente claro que el escenario es un pueblo francés. Donde se nos cuenta una emotiva historia de denuncia ante el colaboracionismo, de resistencia ante la opresión, de lucha contra el invasor nazi y de redención personal y moral ante la ignominia. Con un magistral guión de Dudley Nichols y el propio Renoir, profundamente humano, con un claro mensaje propagandístico por un mundo libre de tiranos, y la total libertad de la RKO para su realización. El cineasta recrea un episodio de los muchos que pudieron darse durante aquellos oscuros y terribles años de espantosa locura. “This land is mine” se articula con un espléndido sentido cinematográfico, la característica más personal del cine de Renoir.

Hay en el film dos representaciones dramáticas de la guerra: una es la que provoca el miedo o el silencio, los sonidos de las sirenas, las octavillas invitando a la resistencia y al sabotaje; la otra es la que exige el valor y la decisión: los alemanes son enemigos físicamente tangibles, presentes en la vida cotidiana, vigilando las calles, registrando las casas y centros de trabajo, deteniendo ciudadanos sospechosos, ejerciendo su censura sobre los libros escolares y consiguiendo que los afectados, igual que con las octavillas, oculten ahora las páginas censuradas, arrancadas de los libros. Albert Lory (Charles Laughton) es un tímido, y acomplejado maestro, de físico poco agraciado, al que no respetan ni sus alumnos, acobardado ante los acontecimientos y protegido por su anciana y autoritaria madre. El colegio lo dirige el profesor Sorel, hombre de ideas nobles y altruistas que influirá decisivamente en la toma de conciencia del medroso Albert, que a su vez está enamorado secretamente de la profesora Louise (Maureen O´Hara), prometida del colaboracionista George Lambert (George Sanders), un tipo mezquino y despreciable que pretende sacar provecho de la situación.

Albert Lory, el maestro “cobarde y tontorrón”, según el oficial nazi, el mayor Von Keller (Walter Slezak), cree que puede manejarlo como una marioneta al servicio del poder…, pero ignora que Lory ha heredado el legado de su amigo Sorel (Philip Merivale) es la encarnación del profesor que tiene una responsabilidad que tomar ante sus alumnos y con la sociedad, porque la vida es lucha y tiene que liberarse del miedo para honrar a los que mueren por la causa. También debe ganarse el amor y el respeto de Louise, su amor platónico. La película está repleta de detalles humanos: el dolor de una madre ante la soledad, la pérdida de compañeros y seres queridos, el sacrificio por los demás y la lectura para la memoria de la declaración de los derechos humanos. Acta que se redactó como instrumento ante el relativismo legal y el desprecio por la dignidad humana. Un homenaje explícito al poder de la palabra, un film que aunque puede parecer coyuntural y fruto de una época, se mantiene fresco porque habla de compromiso, de solidaridad, de justicia social, de responsabilidad y de dignidad moral, un arma que nadie te puede arrebatar.
Antonio Morales
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