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España España · Sevilla
Voto de Atlantis:
6
Drama Berlín, 1936. Sorowitsch (Karl Markovics), el rey de los falsificadores de moneda, es un judío sin escrúpulos que cree que "la manera más rápida de ganar dinero es fabricar dinero" y no le preocupa en absoluto lo que está sucediendo a su alrededor, ni siquiera la situación de los judíos. Sin embargo, cuando estalla la guerra, es arrestado y llevado a un campo de concentración nazi, donde se ve obligado a trabajar con otros ... [+]
18 de octubre de 2010
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
De todos los episodios históricos tratados en la historia del cine, pocos hay tan recurrentes como el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial. La naturaleza extremamente dramática del acontecimiento bélico, capaz de superar los límites de la ficción en cuanto a crueldad y a deshumanización, lo hace un capítulo al que todo creador cinematográfico le gusta acercarse y aportar su visión (evidentemente, todas hacia el mismo sentido). El problema de esto es que la creatividad con la que aproximarse al tema, debido a la abundancia de prismas desde los que se ha enfocado, cada vez es menor. La tendencia actual parece inclinarse a narrar sucesos casi anecdóticos o poco conocidos, como las horas finales de Hitler dentro del bunker de 'El hundimiento' (Oliver Hirschbiegel), el complot interno contra el führer de 'Valkyria' (Bryan Singer) o esta ''Operación Bernhard' de Stefan Ruzowitzky.

Este capítulo en particular toma como protagonista a Sally Sorovich, judío de origen ruso apresado por las SS, con el particular rasgo de ser el mejor falsificador del país. Este hecho le hará ganarse una posición "privilegiada" dentro de los campos de concentración, donde se encargará de dirigir a otros compañeros presos en una operación que tendrá como objetivo la falsificación masiva de libras esterlinas y dólares estadounidenses para provocar la bancarrota de las economías aliadas.

Al margen de darnos a conocer los pormenores de la operación, lo más original de esta oscarizada propuesta y el gran interés de ella es la confrontación de la supervivencia contra lo ético, lo digno, lo moral. Sobrevivir a toda costa parece ser el camino elegido por Sally (Karl Markovics), al que no le importa abastecer al propio ejercito que le retiene mientras logre mantener una posición favorable allí dentro. Adolf (August Diehl) sería la otra cara de la moneda, ya que boicoteará la falsificación en favor de un bien mayor, pese a jugarse su vida y la de sus compañeros falsificadores.

El duelo de estas dos personalidades con sus respectivas éticas es, por tanto, lo que la libra de ser simplemente una película más sobre el Holocausto. Lo demás suena a repetido, ya que la recreación de las inhumanas condiciones de vida de los reos ya han sido filmadas anteriormente de modo mucho más magistral ('La lista de Schindler', 'La vida es bella') y el director tampoco aporta nada nuevo en la manera estética de plasmar la historia, más bien consigue marear de vez en cuando por los vaivenes de cámara e inquietos zooms que recorren la estancia de falsificación.
Atlantis
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