Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Vivoleyendo:
7
Ciencia ficción. Aventuras Año 1979, en una pequeña población de Ohio. Joe Lamb (Joel Courtney), un muchacho que vive en un pueblo de Ohio, acaba de perder a su madre en un accidente y vive con su padre, que es policía (Kyle Chandler). Meses después, durante el verano, Joe y sus amigos ruedan una película de zombis en Super 8 cuando contempla cómo una camioneta se estrella contra un tren de mercancías, provocando su descarrilamiento y un terrible accidente. A ... [+]
10 de octubre de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos de los que bordean la barrera de los cuarenta conocieron ya en su niñez los proyectores de Súper 8. También algunos de los que nacimos más tarde nos hemos hecho mayores conociendo esa nostalgia de nuestros adultos que rememoraban tiempos pasados en sus viejas películas filmadas con tomavistas. Los rollos redondos con sus carcasas amarillas atesoran metros y metros de unos momentos retenidos, que no envejecen. Ahí seguimos siendo niños que juegan en lugares hoy desaparecidos o que apenas se reconocen, y los padres son más jóvenes de lo que soy yo ahora. Y es extraño ver, tan reales, como si no se hubieran marchado nunca, a personas que ya no están.
El viejo proyector de Súper 8, pesado y ruidoso, chapuceado para que siga funcionando a trancas y a barrancas, es una puerta a un nudo en el estómago que los de treinta y pico para arriba notamos ahí atrancado cuando nos vemos correteando en aquellos tiempos, con aquella ropa que nos pusieron aquel día tan lejano y demasiado ocupados en disfrutar para saber entonces que más tarde nos contemplaríamos sobre la pared deseando que, como en esas viejas películas, la vida se detuviera para siempre en lo mejor.
Yo no fui adolescente en los setenta y apenas empecé a serlo en los ochenta, pero yo también conocí una era especial que se reflejaba en tantas cosas, una de las cuales era el cine, réplica de nuestros sueños e inquietudes. Éramos pandillas de chavales que tocaron la luna con Elliot y E.T., buscamos tesoros con “Los Goonies”, visitamos galaxias y recorrimos el universo. Y cuando nos enamorábamos a los doce años y no sabíamos qué hacer para impresionar al blanco de nuestros afectos, deseábamos convertirnos en héroes y sacar una fuerza interior con la que elegir el camino que el corazón nos pedía seguir, y esa energía nos daría alas para conseguir lo que nos propusiéramos. Él o ella nos miraría con admiración y en el mundo no habría nada comparable a sentir el calor de su mirada.
Aquí tenemos un homenaje a la aventura adolescente de crecer, al amor por el cine que se alimenta desde la infancia (cuántos cineastas no empezaron grabando peliculitas en Súper 8), y al género de ciencia-ficción que Spielberg ayudó a transformar en fenómeno de masas.
Pero por encima de la acción, de la tensión, de la melancolía, de la amistad y del humor que rezuma esta película, yo me quedo con ese chavalillo sensible y dulce que se hace hombre por su chica.
El héroe con el que yo habría soñado a los doce años.
Vivoleyendo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow