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Voto de Vivoleyendo:
8
Fantástico. Aventuras. Acción Después de haber recuperado el reino del Dragón Smaug en la montaña, la Compañía ha desencadenado, sin querer, una potencia maligna. Un Smaug enfurecido vuela hacia la Ciudad del Lago para acabar con cualquier resto de vida. Obsesionado con las enormes riquezas en su poder, el rey enano Thorin se vuelve codicioso, mientras Bilbo intenta hacerle entrar en razón haciendo algo desesperado y peligroso. Pero hay aún mayores peligros por ... [+]
20 de febrero de 2015
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con frecuencia los que mueven el mundo y hacen avanzar el devenir de la humanidad no son los poderosos. Los simples humildes de a pie lo hacen con muchísima más frecuencia que éstos, puede que cada día.
La historia no habla de todos esos personajes anónimos que contribuyen a hacer de la vida algo más hermoso, más llevadero, más memorable, e incluso, y esa debería ser la gran meta, más feliz.
Los genios son los que comprenden la importancia de lo pequeño. Los que no ignoran que aquí cabe todo, y no desprecian lo diminuto porque no por ello ha de ser insignificante. Ninguna historia está realmente completa sin algo como un hobbit (ya sea bondadoso, como Bilbo y Frodo, o más corrompido, como Gollum) para mostrar que no sólo la “gente grande” posee el privilegio de cambiar los acontecimientos.
Tolkien lo comprendía. Por eso ha sido un genio literario.
“El Señor de los Anillos” es una de las narraciones épicas de fantasía más espectaculares de todos los tiempos. Lo reúne todo, y lo que la hace aún más perfecta es que los principales protagonistas no son los orgullosos y refinados elfos inmortales, ni los veleidosos humanos, ni los obstinados enanos, ni dentro de estas razas los magos, reyes o personalidades dotadas de poder. Los hechos los observamos a través de dos menudos hobbits de la Comarca, una raza de pacíficos y hogareños seres muy apegados a sus costumbres tranquilas. No son viajeros ni aventureros por naturaleza, y rara vez salen de su territorio. Para ellos el colmo de la osadía consiste en ir a visitar a sus parientes lejanos, en algún punto de la Comarca, aunque ahí lo normal es que no haya nadie que no esté emparentado con los demás.
La mayoría de los habitantes de la Tierra Media no ha oído hablar jamás de los hobbits.
Pero dos de ellos intervendrán decisivamente al avecinarse la era más oscura que se recordará. El resurgimiento de Sauron, el peor señor oscuro que haya existido. Su Anillo Único de poder, el arma más poderosa jamás creada, perdida durante siglos, ha caído en manos del hombrecillo más inocente y bonachón que se pueda concebir. Bilbo Bolsón será uno de los poquísimos cuya alma no se arruine a pesar de llevar el Anillo encima. Lo mismo ocurrirá con su sobrino Frodo, pero para éste la carga será infinitamente más pesada, la carga de salvar a la Tierra Media.
Así que los benevolentes ojos de estos personajillos serán nuestros principales espejos para ver el universo de Tolkien.
Bilbo nunca hubiera esperado ser un “saqueador”. Pero el liante de Gandalf el Gris lo engancha para marchar en una misión junto con un grupo de enanos tragones, bulliciosos y cabezotas, para ayudarles a recuperar Erebor, su reino perdido. Y el hobbit que adora su casita redonda y sus libros demostrará un valor, una fraternidad y una agudeza que él mismo desconocía. Después de los muy movidos y a menudo divertidos, con un fondo de oscuridad siempre presente, hechos de “Un viaje inesperado” y “La desolación de Smaug”, el periplo de enanos y hobbit alcanza su cúspide, tanto literalmente (la imponente presencia de Erebor, la Montaña Solitaria) como en la épica y la oscuridad de la guerra que se avecina. El humor no falta, seña de identidad de la trilogía-precuela de ESDLA. Y también se continúa una linda historia de amor, que ya empezó en “La desolación de Smaug” y que no es original de Tolkien, pero es un dulce aditamento para tanta movida, tanto enfrentamiento, persecución, escaramuza y matanza.
Tauriel, la elfa silvana de Mirkwood, ha sido un gran acierto y contrarresta la superioridad numérica masculina. Hay veces en que no es un sacrilegio salirse un poco del material original para añadir un toque más fresco y que, en este caso positivamente, invite a una mayor audiencia. Las mujeres nos sentimos muy involucradas (por lo menos yo) gracias en buena parte a Tauriel.
Puede que “El hobbit” sea una especie de “telonero” menor que da paso a la gran función, pero probablemente sea de las mejores precuelas literarias que haya escrito pluma alguna. Y en el cine se le rinde un digno homenaje.
Vivoleyendo
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