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Voto de Vivoleyendo:
9
Romance. Drama La tercera parte de la trilogía se desarrolla en Grecia. Nueve años después de su segundo encuentro romántico, el destino vuelve a unir las vidas de Celine (Julie Delpy) y Jesse (Ethan Hawke). (FILMAFFINITY)
24 de febrero de 2014
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre tanto romanticismo enlatado de las carteleras, una vez cada nueve años desde 1995 Richard Linklater ha desarrollado una relación de amor con la que identificarse por completo. No hay nada hollywoodiense en ella, ni música sinfónica arrebatadora en los momentos álgidos, ni cientos de chorradas cursis, ni mega-pijos ricos de la muerte que le regalan a su parejita una isla en las Bahamas, ni final de cuento de hadas fueron-felices-y-comieron-perdices, ni suegros repelentes, ni casa unifamiliar en una cuca urbanización de los extrarradios de Chicago donde los residentes cortan el césped, pasean al perro y organizan amistosas barbacoas todos los fines de semana para cotillear y rajar del prójimo a sus espaldas.
No ocurren catástrofes, nadie se lanza en un paracaídas con un "te quiero" en letras gigantes, nadie dice pamplinas para pedirle a otro que se case con él o ella.
Lo que pasa aquí es tu vida, la de tus parientes, amigos y vecinos, la de tantos con los que te cruzas en la calle a diario.
Celine y Jesse podrían ser una pareja real. Su amor es real, su convivencia es real, sus problemas son reales. Las relaciones sentimentales al desnudo están aquí, son ellos dos, lo suyo no es idílico, no viven en una balsa de aceite, y todo eso toca tan de cerca que te agita el corazón porque has vivido cosas parecidas o casi idénticas.
A lo mejor tú, como ellos, has tenido que pagar un alto precio para estar con el amor de tu vida porque al principio dudaste y lo dejaste marchar con esa arrogancia de la juventud que cree que la vida es eterna, y cuando por fin te decidiste a dar el salto y quedarte a su lado ya llevabas un bagaje encima que no tenías en aquella primera estación de Viena, en la que te bajaste del tren tan ligero como el aire y paseaste con la persona a la que ya intuiste que amarías para siempre. Pero entonces, tonto de ti, no la retuviste. Es lo que tiene la primera vez de cualquier cosa, solemos meter la pata por inexperiencia o por miedo.
Pasaron nueve años y te resignaste a no estar con tu amor, te conformaste con otras parejas que no te llenaban, hasta tuviste algún hijo. Y llegó la segunda vez. Os volvisteis a encontrar.
Ya no era como en aquel tren de Viena, había madurado como una fruta agridulce al sol, no erais dos jovencitos enamorándose en la noche de su estreno, pero en el horizonte de repente oíste silbar sobre las vías una nueva oportunidad y la agarraste porque en esta ocasión no vacilaste, ya no eras un pimpollo que se creía eterno, atrás quedaba el tonto primerizo que se permitía perder algo tan valioso.
Ahora eras muy consciente de lo que te perdías.
Y con toda la carga de los nueve años que pasasteis separados, por fin os lanzasteis.
Desde entonces lleváis nueve años conviviendo. Dieciocho han transcurrido desde que os conocisteis camino de Viena.
Y no vivís en un cuento de hadas, no flotáis en una balsa de aceite. Pero vuestro amor es uno de los más preciosos que se puedan ver en una pantalla.
Porque podría ser el mío, el tuyo, el de millones de parejas que mueven el mundo.
Espero volver a veros dentro de otros nueve años. Y de otros nueve más. Y todos los que tengáis la suerte de compartir.
Me gustaría envejecer con vosotros.
Recordad, la siguiente cita es en 2022.
Ojalá no faltemos.
(Sí, ya sé que de momento es una trilogía, pero soñaré que esto no es el final y que en 2022 Celine y Jesse volverán antes de la madrugada).
Vivoleyendo
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