La cinta cumple como entretenimiento, agrada desde sus efectos especiales, convence desde el carisma que Brendan Fraser le aporta en el protagónico, agrada desde el sutil toque femenino que brinda la sensualidad de la islandesa Anita Briem, y le da la oportunidad al joven Josh Hutcherson para seguir demostrando que es una promesa del cine que se viene.
Pero todo resulta demasiado simplón, las variantes del guión van muy directo al grano. Tan rápido se presenta el conflicto que no hay prácticamente desarrollo de personajes, además hay demasiadas licencias que le dan un tono exagerado, y ni hablar que el filme tiene mucho tufillo a cinta infantil por la ingenuidad de sus situaciones.
Pero a mi criterio está aprobada en su convencional despliegue, pues es una propuesta que puede que suene a muy poco y que no tenga prácticamente profundidad en sus circunstancias... pero al menos no aburre y no es larga. Por ende es un aceptable pasatiempo familiar que será disfrutado más por lo niños que por los adultos.
El objetivo de entretener se cumple, aún con tantos elementos trillados dentro del género fantástico. Los escenarios están bien conseguidos para crear una atmósfera envolvente, y los demás elementos que lo componen no se destacan pero tampoco hacen el ridículo.
Un producto pasable, que no hace mal a nadie pero que tampoco será recordado por algo más que no sea el de haber hecho pasar un rato ameno al compás de la pirotecnia visual y del desenvolvimiento físico de sus protagonistas.