La película no deja de ser una divertida apuesta al humor combinado con el horror, con los típicos rasgos mitológicos propios del vampirismo tales como estacas, ajo, crucifijos y demás bártulos.
Una película que nos sumerge en una parodia al mítico mundillo de los seres que viven de noche y duermen de día alimentándose de sangre humana. Claro que el particular estilo narrativo sensual de Polanski está implícito en la narración y ello encaja muy bien como una característica más de este cóctel de variantes que transitan más el aspecto humorístico que el propio del horror.

Para ello, Polanski nos ubica en Transilvania, lugar donde llegan un estudioso del tema y su ayudante a querer constatar en la práctica lo que pregonan sus investigaciones. La atmósfera de la cinta es socarrona de principio a fin, con muchos toques humorísticos que seguramente arrancarán alguna que otra sonrisa al espectador.

Nuevamente un filme que vemos al polifacético Roman Polanski dando una actuación desopilante, llena comicidad. El mismo director del filme interpreta a un torpe aprendiz que deberá ayudar a su maestro a destruir una colonia de vampiros en un pueblo de Transilvania. No deja de ser harto cómico el hecho de ver al famoso director en un papel tan gracioso que irradia desparpajo en cada escena interpretada.
Como tampoco resulta menos entretenida la trama del filme que se aboca exclusivamente a entretener con un guión que se ocupa de mostrarnos simpáticas situaciones con altas dosis de humor que se apoderan de la esencia y del espíritu del filme.

La película está dotada de una asombrosa estética, que contribuye a generar unos ambientes sombríos ideales para desarrollar el guión. Desde este punto de vista especial, tengo que mencionar que es uno de los ingredientes mejor trabajado dentro de la cinta. Castillos, paisajes naturales inhóspitos, habitaciones gélidas, pasadizos ocultos, y toda una serie de elementos que van creando el clima propicio para desarrollar el concepto de la historia.
Por ello el diseño de arte de este filme es el apropiado, y es considerado por quien les escribe como lo mejor del filme sin lugar a dudas, tomando como referencia el año de realización es encomiable este trabajo. También para destacar el vestuario y maquillaje, los cuales contribuyen al aspecto visual propiamente dicho de la cinta.

Demás está decir que si atendemos y tomamos en cuenta el año de realización de este filme, debemos considerar que muchas de sus formas son más que interesantes.

No obstante, creo que si en algo falla la película es de transitar siempre un nivel de discurso muy superfluo, que está directamente orientado al entretenimiento sin aportes que induzcan al filme a otros niveles de lecturas y análisis.

Una propuesta digan de ser mirada, que no decepciona y que gustará obviamente a los fanáticos de los clásicos de la filmografía inglesa.