En esta cuarta entrega de Resident Evil se continúa demostrando que la franquicia sigue mejorando en sus secuelas, pero sin alcanzar el nivel de la primera parte, la cual además de impactante acción y efectos especiales se detenía a explayar más el argumento que daba vida al conflicto narrativo.

La segunda parte fue un desastre, un despropósito que ni siquiera atraía en su parte técnica ni en su vértigo.
La tercera entrega ya al menos proponía mucho vértigo y ruido en función de un argumento efectista, con lo cual al menos se nos hacía olvidar del bochorno de la segunda parte y se nos volvía a hacer confiar en que esta saga podría al menos alcanzar niveles dignos como mero entretenimiento masivo.

Y en esa onda es que se cuece esta cuarta entrega, donde la protagonista sigue su batalla personal con la Corporación Umbrella luchando con hordas de zombies. En esta ocasión la historia se desarrolla principalmente dentro de una prisión en la que hay humanos sobrevivientes. Allí serán acorralados por lo No-muertos, los cuales son guiados por un zombie de tamaño bestial.

Se puede decir que esta cuarta parte tiene momentos de tensión conseguidos, acompañados obviamente por brillantes efectos especiales. Hay escenas impactantes, sobre todo cuando se aparece el No-muerto “extra size” que reparte violencia con una fuerza y velocidad impresionantes.

Pero claro, tanto ruido y pirotecnia nunca encuentran su correlación en el argumento, el cual apenas está esbozado para que la película sea un intenso pasatiempo. Las circunstancias narrativas no aportan mayores elaboraciones que amplíen el universo argumental de la trama Resident Evil, sino que más bien hacen que esta franquicia quede estancada en un vibrante despliegue de frenesí siempre adornado con imponentes efectos especiales.

Claro que es un punto para achacarle el que no haya mayores variantes en el tejido narrativo, pero también hay que reconocer que “Afterlife” es resultona y efectista como pasatiempo.
Nadie saldrá decepcionado si busca sangre, violencia, estética videoclipera, vibrante ritmo narrativo, sobresaliente factura técnica-visual, coreografías de luchas, escenarios post apocalípticos, y un par de heroínas que van cargándose a hordas de zombies cada vez más habilidosos gracias a las mutaciones que van experimentando.

Lo mejor: las dos protagonistas y sus despliegues físicos, los efectos especiales, el zombie “extra size” y los perros zombies (me recuerda nostálgicamente la primera parte).

Aprobada.