Grande es el cine si por momentos nos traslada al interior de los personajes, nos transmite sus vivencias y sus deseos. Las aventuras de J.J. es capaz de arrancar del espectador su espíritu de aventuras a través del `protagonista, R.R., grande entre los grandes. Sentimos la llamada de la naturaleza, en la que no existe otro camino que el de la mera supervivencia, ejercida a través del camino que dicta la libertad de tu elección.
La película está realizada por un director enorme, gran conocedor de su oficio e interpretada por el carismático R.R. Desde las primeras escenas somos conscientes de que el camino emprendido por nuestro trampero es irreversible y asumimos que el esfuerzo que realiza el hombre, R.R., para encontrarse a sí mismo, lejos de las reglas sociales, no solo merece la pena sino que simboliza el reencuentro con el origen.
La llamada de la naturaleza, en esta película, se nos hace inevitable. Viva lo salvaje.