Película del siempre aprobado «por los pelos» Steve Pink (director, entre otras, de Jacuzzi al pasado 1 y 2), esta que nos ocupa tiene un inmerecido 5,1, hoy al menos, día en el que escribo esta crítica. Sin embargo, yo le pongo un 9 porque cada vez que la veo (y son muchos años ya) me divierto, me abstraigo de malos pensamientos, me recuerda los tiempos de instituto cuando no sabías qué estudiar, si te iban a aceptar, si sacarías la nota o si tendrías dinero (en este caso ese es el menor de los problemas de los protagonistas), que por cierto, tiene un buen elenco de jóvenes promesas. Esto lo sabemos ahora, en su estreno imagino que nadie pensaba que Blake Lively (Gossip Girl) o el gran Jonah Hill (El Lobo De Wall Street) se convertirían en unas de las mayores estrellas de la nueva era de Hollywood. Justin Long (Jeepers Creepers) también ha hecho cositas en el presente, pero se ha quedado en un segundo plano comparado con estos dos. No son los únicos, en la cinta aparecen actores conocidos por todos y que están bastante hilarantes.
Creo que tiene una muy injusta crítica. No se la puede comparar con otras como American Pie, con mucho más tirón (aunque muy burdas, al menos para mí). Esta en su día fue original y a mí no me pillaba muy lejos de haber tenido que irme a una universidad imaginaria. El guion es, entre otros, de Adam Cooper (Divergente, Assasin´s Creed) y es bastante creativo. No solo por fundar de la nada una universidad, sino por contarnos todo lo que conlleva hacerlo. El trabajo de los actores es muy bueno y el toque especial de meter a Hill es simplemente brutal. No hay mucho más que decir y tampoco hace falta. Es buena. Es corta. Es divertida y no tienes que pensar en nada mientras la ves.