Ciertamente, varias premisas en los cronocrímenes me hicieron interesarme por dicha película. Es probable que eso haya redundado en su contra, ya que tiene la pinta de ser la típica obra que acudes a ver sin expectativas o te la ponen en televisión una tarde muerta de domingo, puede sorprenderte muy gratamente.

No obstante, siento discrepar de las consideraciones que hablan de que la trama tiene giros rocambolescos o que el guión es complicado de seguir, siendo muy atractivo lo que se propone, aunque caótico. Sin negar el mérito de que en España se trabaje este género de ciencia-ficción con toques de humor negro, las pistas con mucho más predecibles de lo que queda a simple vista.

Con la única excepción de los personajes femeninos, el resto están muy desdibujados. El protagonista es uno de los peores viajeros de la historia del tiempo, si ha habido ilustres colegas que han acelerado pasado y futuro, nos encontramos ante un Homer Simpson que no puede estarse quieto una hora y media, generando una serie de desdichas donde a cada minuto, dudamos de encefalograma de su propietario.

Nacho Vigalondo, que tiene que ser un artista muy interesante y ha hecho muy buenas cosas en el pasado (y hará en el futuro), no cuaja como actor en ningún momento. Admirable el ejercicio de ingeniería e imaginación para ahorrar presupuesto, pero, ¿no había ningún actor de Arte Dramático que por CV y emolumentos hubiera estado dispuesto a hacer del propietario del chisme?

Aunque la duración no es excesiva, en muchos momentos se ralentiza, con un principio apresurado y un clímax donde aún tenemos un buen momento cuando surge un diálogo aparentemente sencillo pero que esconde todo el egoísmo posible: "Eres preciosa".

Desgraciadamente, esa maldad tan tosca y barata apenas llega a aflorar en pequeños chispazos, en una historia sin mucha sal y donde salimos tan agotados como Karra Elejalde, aunque en realidad apenas nos hemos pegado dos carreritas.