Réquiem por esta obra maestra sin lugar a dudas. Es una de las películas más fuertes que he tenido el placer o desgracia de ver, porque desde luego no deja indiferente a nadie, imposible. Es tan extremadamente dura, real, demoledora... que cuando la hayas acabado de ver te sentirás hecho mierda, yo por lo menos así me sentí. Y eso es lo que la hace tan perfecta, que el director Darren Aronofsky consigue aplastarnos y abatirnos cuando concluye la película. Y quién no se haya sentido así al verla, no es de este planeta. La película es desagradable e incómoda de principio a fín, con un reparto y unas actuaciones espectaculares, sin palabras. Ellen Burstyn hace un papelón que tardaré en olvidar, y pensar que no le dieron el Oscar, menudo timo... Jennifer Connelly increíble, te deja sin palabras, y Jared Leto y Marlon Wayans geniales. Las cuatro historias son demoledoras, y a cada cual acaba peor, porque desde luego me encontré con uno de los mejores finales que he visto en mi vida, un climax final que te deja sin palabras, destrozado y con una banda sonora épica que ya es mítica.
La mejor película de drogas que existe, eso desde luego.
Y uno de los mejores dramas del siglo XXI, por no decir el mejor, porque esta película es una obra maestra que siempre será recordada.