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Voto de FERNANDO BERMEJO:
5
Aventuras. Fantástico En una sombría y extraña ciudad, la única luz existente proviene del alumbrado de las calles. Cuando la energía empieza a escasear, dos jóvenes, que buscan una solución para evitar el desastre, descubren antiguos misterios. (FILMAFFINITY)
3 de enero de 2009
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
50 años atrás, y dado el sentido alegórico que la SF puede adquirir en muchas ocasiones, City of Ember bien podría haber pasado por una crítica orwelliana al comunismo de Estado. Actualmente, finalizada la Guerra Fría y proclamado el triunfo de capitalismo, el film de Gil Kenan adopta un sentido alegórico distinto pero igualmente simbólico: el de retrato algo suavizado de las tiranías teocráticas que se sostienen sobre el yugo de la ignorancia y el fanatismo (¿Iran, quizás?).

Otros son los aspectos que, de forma menos subrayada, salen a relucir en esta aventura adolescente con tintes de ficción postapocalíptica. La malversación municipal, el obligado y necesario relevo generacional y los efectos negativos de la hiperespecialización son algunos de ellos. Pero el que sobresale por encima de todos es el evidente significado que adopta la tan anhelada luz, la luz del conocimiento y la inquietud cultural, la que nos hace más libres frente a las tinieblas de los dictados caciquiles.

El crítico Javier Ocaña hace referencia al indisimulado toque “dickensiano” (de Charles Dickens, obviamente) que desprende el film. A esta referencia yo añadiría también un toque “dicksiano” (de Philip K. Dick), sumaría la influencia de las cintas setenteras de ciencia ficción de temática postapocalíptica (La fuga de Logan, Cuando el destino nos alance, Mad Max, El planeta de los simios), y lo aderezaría todo con gotas del fantasioso universo que Neil Gaiman plasma en algunos de sus relatos.

La voluntad de la película en ofrecer una lectura interlineada es elogiosa, pero el tono, infantil en exceso, y sus excesivas licencias argumentales (muchos puntos de giro son totalmente gratuitos y algunas lagunas del guión injustificables) impiden que el mensaje nos cale. Por otro lado la lograda estética, basada en una labor de iluminación notable y en el cutre maquinismo de su escenografía, se ve contrarrestada por un plantel poco apropiado (un Tim Robbins desaprovechado, un siempre hierático Bill Murray, inadecuado para su rol de antagonista, y un personaje infantil llamado Poppy totalmente prescindible). Resumiendo, City of Ember es de esas películas que no llegan a satisfacer plenamente en ningún momento, de esas que dan una de cal y una de arena, o mejor dicho, 1 paso adelante y dos atrás.
FERNANDO BERMEJO
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