La película está bien hecha en el sentido de que refleja de un modo muy realista la manera estúpida en que toman decisiones y se relacionan los adolescentes. En otras películas esta estupidez aparece atenuada o justificada mediante un argumento más complejo; aquí como casi no hay argumento la vemos en toda su simpleza. En cuanto a la música pienso que gana mucho en las escenas de discoteca cuando suenan The Kingsmen en lugar de las farragosas composiciones de los Who. (Si tanta gente dice flipar con esa música me pregunto porqué no se siguen haciendo operas-rock; me parece que son un poco como los documentales de La 2, algo que la gente ensalza pero tan tedioso que en realidad sólo funciona como somnífero).