James Wong vuelve a la franquicia (sí, fue el director de Destino final, la película que dio inicio a todo) que le dio fama para crear una secuela que sólo tiene de original las escabrosas muertes a las que son sometidos sus tontorrones personajes. La historia está protagonizada por Wendy (Mary Elizabeth Winstead), quien al igual que los protagonistas de las dos primeras partes tiene una terrible premonición en la que ve su muerte y la de muchos de sus compañeros y amigos. Pero su pesadilla acaba de comenzar, tras cumplirse su premonición los supervivientes irán falleciendo uno tras otro.

La introducción es lo suficientemente impactante como para mantener las esperanzas en la película, por desgracia las mismas se van diluyendo entre tontos diálogos y pésimas interpretaciones (nada nuevo), sólo consiguen mantener el interés cuando se produce la muerte de alguno de los personajes, el resto es sólo relleno, relleno aburrido. Eso sí, aunque la película no cuente (obviamente) con la originalidad de la primera parte, lo cierto es que su acabado es mucho más satisfactorio que el de su anterior secuela, en parte gracias a la labor de Wong, sirva como buen ejemplo de ello la escena inicial, así como todas y cada unas de las sangrientas matanzas. Destino final 3 es un divertimento para los amantes del género, algo irregular, pero divertimento al fin y al cabo.