Tras una supuesta explosión nuclear, acaban todos a la carrera en el bunker de uno de ellos, coincidiendo que pasaban por allí. Mientras meditan si se asoman o se esperan un tiempo indefinido a que pase la radiación, les han montado todo un laboratorio plastificado alrededor y unos armados con trajes especiales irrumpen en la estancia, disparan a algunos y se llevan a la niña que está entre ellos. Olvidamos desde ese momento quienes son los intrusos, que hacen con la niña y por qué y aunque en la mayoría de películas sobre el fin del mundo, los movidos y explicaciones son secundarias, aquí serían agradecidas, hasta algún giro de guión tópico, lo cual ejemplifica el nivel de lo que nos ofrece.

No me escandalizo con lo gore ni con lo escatológico, de hecho en su contexto disfruto con ello como con por ejemplo The Human Centipede 2, uno de los mayores exponentes de ambas facetas y una deliciosa ida de cabeza que es coherente consigo misma en todo momento. Pero aquí es algo totalmente demente, con personajes histriónicos y sin personalidad ninguna (no es que te da igual que mueran, lo deseas) y situaciones forzadas, gratuitas y en ocasiones ridículas. Podría ofrecer una reflexión del peor lado del ser humano en situaciones límite pero sin justificación y desde el mismo inicio de la convivencia, se comportan todos como animales. Sin ser un experto en los efectos de la radiación, podría asegurar por el hecho de que algunos si conservan su humanidad, que no es normal un comportamiento que sería más justificado en personas que han consumido altas cantidades de viagra y cocaína mezcladas.

Podría salvar su maquillaje y caracterizaciones a medida que van empeorando (por lo que veo, algo premiado en Sitges), su BSO (aunque en ocasiones esté mal usada y desperdiciada) y algún momento de tensión inicial pero poco más.

En twitter: @er_calderilla