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España España · Somewhere Far Beyond
Voto de Richy:
6
Terror Paul y su novia Barbara están celebrando el éxito de su nueva empresa dot.com con su socio Howard y Vicki, su glamourosa esposa. Los cuatro están disfrutando de unas vacaciones en el barco de Howard, en la costa de Galicia. Inesperadamente, el barco choca contra un arrecife, quedando Vicki atrapada entre los restos. Mientras Howard se queda con ella, Paul y Barbara van al pueblo más cercano en busca de ayuda. Llegan a un decrépito y ... [+]
21 de marzo de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nuevo proyecto de la temida “Fantastic Factory”, esa productora de cine de terror apadrinada por Brian Yuzna que ha hecho tremebundos experimentos en coproducción con nuestro país y que, hasta la fecha, no ha hecho nada verdaderamente notorio con una excepción: “Dagon”.

El gran acierto de Yuzna ha sido reclutar en la dirección a su viejo amigo Stuart Gordon, con el que, con Jeffrey Combs de por medio y el oscuro H.P. Lovecraft como inspirador, removieron los cimientos del género con la inolvidable “Re-Animator” (1985). Ese tándem, aunque ya sin Combs, es el mismo que ha gestado esta interesante “Dagon”, demostrando una vez más que Gordon sabe cómo transmitir el espíritu lovecraftiano haciendo que un pueblecito costero gallego no le tenga ninguna envidia a Innsmouth.

El filme se desarrolla en una humedad claustrofóbica, chorreando agua por todas las esquinas de un pueblo oscurecido por un constante temporal, para crear una ambientación adecuada a los mitos de Dagon y otros oscuros dioses marinos ideados por Lovecraft. Los protagonistas, una joven pareja, comprobarán que los habitantes del pueblo no son lo que parecen y veneran a esos dioses oscuros de tal forma que los transforman no sólo psicológicamente, sino también físicamente. El horror artesanal, con efectos especiales a la vieja usanza en los que el maquillaje tiene un papel principal, es el as que se guarda en la manga Stuart Gordon, logrando trasladar al espectador conocedor de su filmografía a aquellos brillantes inicios.

Si bien Ezra Godden recuerda en algún momento a Jeffrey Combs, tanto él como el resto del reparto dejan mucho que desear con la excepción del siempre bien recibido Francisco Rabal, en su penúltima aparición en la gran pantalla antes de su fallecimiento ese mismo año. Quizás por esta carencia de buenas actuaciones tiene la nota media tan baja, pero el filme en su conjunto no se lo merece si lo comparamos con otros verdaderos bodrios de la “Fantastic Factory”.

Stuart Gordon nos regala una pizca más de ese talento que derrochó en los ochenta, y eso es ya de agradecer. Mejor de lo que aparenta.
Richy
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