El argumento de "Baby Mama" sigue a Kate Holbrook (Tina Fey), una ejecutiva exitosa con más de treinta años de edad, soltera y deseosa de tener un bebé para que su felicidad sea total, quien luego de varios intentos fallidos para lograr su cometido, acude a una agencia que la pone en contacto con una madre sustituta, de esta manera conoce a Angie Ostrowiski (Amy Poehler), su polo opuesto, una rubia white trash con pocas neuronas pero muchas ganas de divertirse.

Hablando con honestidad, “Baby Mama”, no es una película genial pero creo que sí es lo suficientemente buena, quizás hasta mejor de lo que su factura convencional indica. La película asume una perspectiva interesante – aunque no nueva… ¿alguien recuerda “Baby Boom” o “Private Benjamin”? – de la vida de las mujeres contemporáneas que se desenvuelven en ámbitos tradicionalmente masculinos, es altamente efectiva como comedia debido al ingenio de las situaciones que se desarrollan y al dinamismo de sus giros, así como cuenta con un punto alto al retratar de una forma cándida y escandalosamente divertida la amistad de dos mujeres fascinantes y tan distintas como la noche y el día.

Las interpretaciones de las diosas del humor, Tina Fey y Amy Poehler, poseen la energía y el tono necesarios para lograr el efecto deseado en cada escena. Fey impone su presencia autoparódica con valentía y aplomo, ella es perfecta para el papel de una mujer con lentes y vestidos poco provocativos… las risas vienen sin esfuerzo, mientras Amy Poehler es pura dinamita absorbiendo la esencia de una ruda mujer de clase baja pero también la de una mujer real y sensible que en el fondo sabe que puede tener una vida mejor. El elenco de personajes secundarios es brillante: Sigourney Weaver y Steve Martin (dos gigantes) así como Greg Kinnear, Dax Shepard y Romany Malco (tres de los más confiables roba-escenas y/o comic relieves de la actualidad) son, todos, una verdadera delicia.

En conclusión, si bien “Baby Mama” nunca se desprende totalmente de los convencionalismos y de ciertas fórmulas que vienen definiendo al cine comercial estadounidense desde hace muchos años, es una cinta divertida, dulce e inteligente con buenos chistes de diferente tipo (hay desde comedia física hasta frases astutas), un rango variado de genuinos talentos cómicos y una inusual historia de amistad femenina con la cual resulta difícil no disfrutar.