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Voto de viejotrueno:
10
Aventuras. Fantástico. Drama Tras una larga y cruenta guerra, Uther Pendragon le ruega al mago Merlín que le ayude a seducir a la esposa de su nuevo aliado, el Duque de Cornwall. Merlín accede, pero a condición de que el fruto de esa unión le sea entregado. Esa misma noche, es concebido Arturo. Dieciocho años después, los nobles de un reino cuyo trono está vacante intentan apoderarse de Excalibur, la espada mágica que está incrustada en una piedra desde la muerte de Uther. (FILMAFFINITY) [+]
21 de abril de 2009
20 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excalibur es una película que a día de hoy carecería de todo sentido, de la misma manera que la música de Wagner sobre los Nibelungos, de la misma manera que el género épico en bloque. Echadle la culpa a la post-modernidad, porque las "grandes historias" ya no proceden... la prueba es que las últimas adaptaciones sobre el mito del Rey Arturo resultan completamente inanes: "El Primer Caballero" parece pensada y rodada por y para débiles mentales, una cosa desnaturalizada y odiosa; "El Rey Arturo" cae en el absurdo al pretender retratarlo de forma realista, porque el episodio histórico del que podría surgir la leyenda es tan oscuro y dudoso que no puede ser creíble (un tal Artus que acaudilla a los bretones frente a las invasiones sajonas y los vence en el Monte Badonicus, con un tal Ambrosius mencionado en las crónicas más antiguas -la de San Beda El Venerable- del que se ha pensado que podría ser Merlin)
Pero John Boorman no es un director que se adscriba a ideologías blandas y endebles. Toda su filmografía demuestra una consistencia intelectual a prueba de bombas. Por eso cuando se enfrenta a la Leyenda lo hace con otro ánimo distinto al de la de-construcción retórica de la historia -y de la Historia-. De ahí que "Excalibur" resulte por un lado una narración épica con todas las de la ley.
No obstante, Boorman no se conforma con contarnos las aventuras de los caballeros de la mesa redonda para solaz de los anglófilos y exaltación de la nación inglesa, sino que ofrece unas perspectivas sobre el papel del Príncipe y sus relaciones con sus súbditos que hacen de "Excalibur", también, una película política de primer orden ("una Tierra, un Rey", o "el Rey sin espada, la Tierra sin Rey"), no sólo por decirnos que el Estado y los ciudadanos son una unidad política (el régimen político de turno es formal, y por tanto contingente) sustancial, sino porque nos cuenta el paso del paganismo al cristianismo, es decir, de la sociedad "natural" a la sociedad "política", que diría Rousseau. Menudo tratado de Teoría Política...
Por si fuera poco, la belleza como obra total de la película ya la quisieran para sí las producciones actuales (aunque claro, a los "artistas" actuales eso no les interesa, por desgracia)
viejotrueno
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