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España España · Madrid
Voto de jscasero:
8
Drama. Romance En el Londres de la posguerra, en 1950, el famoso modisto Reynolds Woodcock (Daniel Day-Lewis) y su hermana Cyril (Lesley Manville) están a la cabeza de la moda británica, vistiendo a la realeza y a toda mujer elegante de la época. Un día, el soltero Reynolds conoce a Alma (Vicky Krieps), una dulce joven que pronto se convierte en su musa y amante. Y su vida, hasta entonces cuidadosamente controlada y planificada, se ve alterada por la ... [+]
16 de febrero de 2018
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obsesión, belleza, dominación, sumisión ... P.T. Anderson vuelve a maravillarme con esta delicada y oscura caricia de veneno. Un romance malsano entre un creador y su musa en el neblinoso Londres de los años 50, pero sobre todo, hondo retrato psicológico de unos personajes tan herméticos como atormentados.

Para quienes no lo conozcan por su nombre, P.T. Anderson ("Magnolia" o "Pozos de ambición") fue uno de los "enfants terribles" del Hollywood de los noventa. Algo así como el primo trascendente e intelectual de Quentin Tarantino. Conviene saberlo porque "El hilo invisible" es una película de autor. Tan pretenciosa y personal como el resto de la obra del director californiano, genio para unos, solemne pedante para otros. Con la particularidad de que en esta ocasión, casi toda la historia se cose lentamente en íntimos, y opresivos, interiores.
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Daniel Day Lewis lo borda. El irlandes asegura, otra vez, que ésta será su última interpretación. Si así fuera, que no lo creo, puede dormir tranquilo. El ficticio modisto Reynolds Woodcock es un personaje diseñado a su medida: magnético, inquietante, seductor... un artista obsesivo y controlador. Un demiurgo autoenclaustrado en su palacio/taller, que se ha ganado el respeto y la admiración de todo el mundo a base de talento y trabajo, pero capaz de helar la sangre a aquellas que, atraídas por su magnetismo, terminan pegadas a la tela de araña.
Este tipo de personaje masculino, atormentado y de sombra alargada es clásico en el cine de Anderson, pero en esta ocasión está refugiado en el centro de un universo femenino que gira a su alrededor, protegiéndolo unas veces y turbándolo otras, y en el que destacan tres fuerzas: Su fallecida madre, sin presencia física en la película pero cuyo aura impregna las paredes de la casa al más puro estilo Rebeca; Su omnipresente y misteriosa hermana, interpretada con gelida precisión por Lesley Manville; y la coprotagonista, a la que da vida la justamente nominada al Oscar Vicky Krieps, una hermosa joven decidida a enseñarle al modisto gruñón el camino del amor,

Fotografía exquisita. Otro de los sellos característicos de Anderson que en esta ocasión es también el responsable de la dirección fotográfica (sin títulos). Apenas hay exteriores, Londres se vislumbra a través de las ventanas, y la espectacularidad viene más dada por la belleza del vestuario que por complejos movimientos de cámara. Woodcook vive en un ambiente de tonos gélidos, sólo la hoguera de colores que desprenden los vestidos calientan su existencia. Es así hasta que aparece la chica, casi siempre matizada por una luz amarilla que amenaza con invadir el ambiente hasta instalarse finalmente en perfecto equilibrio con los clásicos azules del director. Algo parecido al juego de color que propuso con el azul y el rosa en "Punch Drunk and Love", pero profundamente más sutil y enfermizo. Al fin y al cabo aquella era una luminosa comedia romántica de autor, donde los colores y la música rozaban la psicodelia y ésta es un oscuro... melodrama amoroso?

Por si fuera poco, todo está mecido al ritmo de otro genio, Jonny Greenwood, el antaño guitarrista de Radiohead que en está ocasión traslada su escalofriante desasosiego a un partitura de música clásica.
jscasero
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