Desconocía casi la existencia del cine búlgaro y, por supuesto, de esta película. Y menuda sorpresa, pues se trata de uno de los más feroces y descarnados, además de aplastantemente sencillos, dramas ubicados en el mundo rural que se hayan hecho.
Su argumento, excitante: Bulgaria, en pleno siglo XVII una mujer es asesinada por los turcos en presencia de su pequeña hija. Desde entonces, el padre se lleva a su hija a las montañas junto a su rebaño de cabras, educándola como si de un chico se tratase, a fin de que ésta se tome venganza, sirviéndose para ello de un cuerno de cabra... Andonov crea un estilo apabullante y de gran belleza/singularidad formal, en base a una austeridad tan locuaz como letal. Cruda y violentísima, de desarrollo soberbio (gran guión de Nikolai Haitov), sin altibajos, con secuencias inolvidables como la violación y asesinato de la madre en presencia de la niña, es, en el fondo, una gran historia de grandes pasiones: el Amor, la pérdida/el dolor, la Rabia/desesperación, la Venganza. Andonov logra sacar un fantástico partido de la Naturaleza y la frugalidad de ésta (gran fotografía, limpia, áspera y cálida a un tiempo de Kolanov).
Rematada en un final desolador, es un exponente sobresaliente del nulo valor otorgado a la mujer en ciertas épocas/lugares geográficos (todavía hoy, quizás eternamente). Espléndidas interpretaciones, que hacen de la sencillez la más compleja de las virtudes hasta alcanzar la obra maestra. ¡Vaya descubrimiento!.