No sé dónde pueden argumentar todavía ciertos críticos la reputación y calidad del cine del señor Besson, un tipo muy astuto que maneja bien los resortes del marketing y tiene bajo su palio siempre cuantiosas producciones y que prácticamente no ha saltado en su vida artística más que de mediocridad en mediocridad al más puro estilo de su coetáneo cine de acción USA al que pretende imitar y/o acompañar. Aquí mismamente toma un argumento no por tópico, interesante, basado en la relación entre una niña de 12 años (Portman) de conflictiva familia, y un solitario y desastrado asesino a sueldo (Reno, por supuesto), perseguidos por un excéntrico y vomitivo agente corrupto de la policía (Oldman). Todo se le va por la borda a Besson logrando un producto hueco, hiperbólico sin justificación alguna en lo violento, facilón en lo sentimental, limitadísimo en lo cinematográfico, despeñado casi en su totalidad en su falsario argumento. Su efecto puede ser inmediato, pero es algo tan olvidable y mediocre como cualquier hamburguesa de esos sitios dónde todos vamos de vez en cuando.
Por cierto, Portman correctita aunque algo descontrolada; Reno a sus anchas, ni bien ni mal; Oldman, histriónico, irreconocible. O sea, mala dirección de actores.