Una cantante heroinómana, en su huida de la policía, irá a refugiarse al convento de las Redentoras Humilladas, dónde será acogida por una madre superiora también heroinómana y que ha hecho de ese convento un refugio de prostitutas, delincuentes y demás pecadores...
La tercera película de Almódovar, un film original y divertido, extraño y provocativo, pero al que el realizador quita cualquier aura reflexiva o trascendental para adentrarse en su mayor campo de atracción: el melodrama, un melodrama cruce de Sirk y Fassbinder, que resulta fallido aunque interesante. La atracción del manchego por el género es algo irremediable y obsesionante, lo que hace que muchas veces se le escapen de las manos estupendos arranques.
"Entre tinieblas", por lo demás, es un paso adelante en la carrera de su autor, una película menos "kitsch" que las dos anteriores, de una estética bastante definible y un paso previo a la mejor configuración de su estilo en la desgarradoramente almodovariana y magistral "La ley del deseo".
"Entre tinieblas" es una película de personajes, en la que Almódovar vuelve a lucir su mejor virtud: la dirección de actrices, su placer de estar "entre mujeres". Así, el desfile de personajes es del todo curioso y divertido: una monja escritora de novelas rosas (Lampreave); otra, enamorada del párroco de la congregación (Canalejas); otra, ex-asesina, que se mortifica (Paredes); otra, cuidadora de exóticos animales (Maura); y como ejemplo de todas, la lesbiana y peculiar madre superiora (Serrano). El desfile de nombres, inolvidable: Sor Rata de Callejón, Sor Víbora, Sor Perdida, Sor Estiércol... Se conserva bastante fresca la verdad.