Uno de los grandes timos del cine reciente. De Palma lleva a la pantalla una famosa serie de los 60 y la adapta a los 90 (como aquello del juego de la oca: de los 60 a los 90 y lo hago porque me da la gana). Película indefendible, a la que la crítica más demagógica e insufrible califica como "buen espectáculo de acción" como si en la millonada gastada no fuera como mínimo dignos los efectos especiales y/o visuales, se trata de un engendro prefabricado y comercialoide, dónde con el mayor descaro se orquesta un banal, estúpido y necio espectáculo anticinematográfico con el único fin de arrasar en taquilla. La misión imposible se convierte en objetivo cumplido (el últimamente nefasto e insoportable De Palma se forra y se sigue enfangando, a ver si algún día le da por hacer buenas películas con los millones; y Tom Cruise se realza su estrella y a vivir que son dos días). Enhorabuena, chicos.
Es una película insoportable en la puta farragosidad de su tecnicista y tecnificado ¿argumento?, o sea, de la gran paradoja: ese mundo hiperinteligente y tan mal explicado (sigo sin entender más que lo básico) es el mundo más elitista, soez y, olé, estúpido. Benditos seáis los genios que os entendéis con ello. Yo no puedo.