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España España · madrid
Voto de iovErdÈ:
8
Documental Documental en 3D presentado en el Festival de Toronto 2010. Fue rodado en la cueva francesa de Chauvet, considerada como uno de los mayores tesoros de la humanidad: es una galería de arte natural con más de 400 pinturas rupestres de 32 mil años de antigüedad. (FILMAFFINITY)
26 de junio de 2012
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pasa la vida y con ella el tiempo que todo lo oxida, pero de repente Chauvet buscando respiraderos de la tierra como el que busca trufas, da con un hallazgo sorprendente: las cuevas de su propio nombre, y de aquí que Herzog se deja impresionar por el nulo maltrato del paso del tiempo y se apasiona por esa cueva tan bien conservada, en las que son visibles tantas huellas de lo que aquello fue o supuso para el ser humano, otra de las bestias habitantes de la época.

30.000 años y la cueva virgen como la que más. Quizás hace 30.000 años o más mis restos biológicos no habrían visto la luz pero los abuelos de mis miles de abuelos allí estaban, decorando esas cuevas para fascinación del hombre del Siglo XXI.

El documental es sosegante ya que se basa en el respeto de lo que aquello debió ser, lo hace sabiendo transmitir al espectador la pasión, misterio y magia de esa cueva. Herzog filma la verdad de la realidad, usando el 3D para dar volumen y credibilidad a esas redondeces de las piedras que fueron aprovechadas para imprimir movilidad y volumen a las pinturas. 3D que recuerda a esas películas eróticas que te hacían sentir la profundidad y redondez de esas damas epicúreas, al igual que estas prehistóricas, fértiles, tan femeninas y voluminosas.

Yo también pienso que es la película que todo hombre habría querido hacer, pero para poder retratar esas pinturas hechizantes y saberlo transmitir, está el grande Herzog.

Pasa el tiempo, y el tiempo y más tiempo que el posiblemente imaginario, y ahí están intactas esas pinturas, esa cueva con la huella de sus moradores del tiempo pasado que quizás no fue mejor. Pero a forma de epílogo, Herzog nos recuerda las imparables leyes naturales e intocables de la evolución, a semejanza de esos cocodrilos albinos, evolucionados en Francia que viven al amparo de la contaminación calórica de una central nuclear a menos de 40 Kilómetros en línea recta de las cuevas de Chauvet.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
iovErdÈ
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