La chica del puente

Como la suerte (la buena) el destino va y viene, encontrar a una chica con suerte o que te sirva de talismán o encontrar una película excepcional como ésta. Es el perfecto cuento de hadas, lírico, sin llegar a empalagar, trágico sin ser triste y nostálgico sin llantos. Las imágenes en blanco y negro le dotan de un complemento de dulzura, además de que estéticamente mejora la película. Verdaderamente recomendable y una pena que el cine así siga siendo de minorías y no llegue al gran público.

_ Una película semi-actual, francesa y en blanco y negro.
_ ¿Es muda?
_ No.
_ Pues no sé cuál es...

Podríamos catalogar la película como un drama romántico, llena de ironía, con una preciosa fotografía, pero lo mejor: ¡la banda sonora! No es decir mucho cuando lo que más resaltas de una película es su banda sonora. Pero es que en realidad está excelentemente escogida. Films como Braveheart, Amélie, Forrest Gump, el último mohicano,… excelentes películas todas, pero con bandas sonoras sublimes.

Argumento: Un veterano lanzador de cuchillos que recluta a sus ayudantes/musas en puentes, a punto de suicidarse, dónde ya no tienen nada que perder. Lanzador: Daniel Auteuil, inmejorable en su actuación. La suicida: Vanessa Paradis, preciosa chica, y muy buena actuación (Johnny Depp tiene buen gusto).
La historia relata la curiosa historia de amor entre el lanzador y su musa. No es una relación normal, no es enamoramiento, no es carnal (aunque acabarán ensayando su número orgásmicamente); Es más bien de supervivencia: Juntos son tremendamente afortunados, burlando a la mala suerte que parece que les acompaña (a ella desde que decidió independizarse en busca de amor, y a él desde que se separó de su última musa –porque no toda ayudante acaba siendo su musa-). Separados se siguen comunicando 'telepáticamente'.
Él: maduro, realista a ratos y soñador en otros, ácido y algo mentiroso y depresivo. Ella: Joven, peligrosamente enamoradísima (podríamos decir ninfómana), inmensamente feliz a ratos aún siendo una chica depresiva y en constante búsqueda de su príncipe azul.

Después de verla, he sacado varias conclusiones:
_ El final, a pesar de bastante criticado, me gustó.
_ Explorando un poco en la filmografía de Auteuil, encontré (casualidad quizás) una curiosa obsesión con el suicidio; ‘Le Placard’: un hombre desesperado tras conocer que lo van a echar del trabajo, a punto de suicidarse… ‘Après Vous’: Un hombre evita que otro se suicide y acaban…
_ La próxima vez que la vea estoy seguro que le subiré la nota a 8. Me dejó muy buen regusto.

Pibe

De ella sabemos que se encontraba en el puente a punto de cometer una estupidez, cansada de su mala suerte. A él en seguida lo vamos a conocer, y poco a poco harán juntos un camino sorprendente que no dejará indiferente a nadie, porque amores como el que Leconte nos enseña no se ven en la pantalla. Se trata de una historia arriesgada en la que destaca la excelente recreación de los dos personajes, es decir, a mitad de película no van a haber sorpresas respecto a la actitud de uno u otro, queda claro quiénes son, qué les une, qué hacen y cómo lo hacen. A mitad de película ya los conocemos. Y eso es bueno.

¿Qué nos queda?; un amor nada convencional, una manera de explicarnos la película muy acertada, con monólogos interiores, con un humor y unas ironías que rescatan a la película de ese aspecto habitual de seriedad y trascendencia que a veces molesta tanto. Estamos hartos de ver a personajes siempre parecidos a otros, aquí todo es diferente, todo es único. Me encantan sus idas y vueltas, las tropelías de uno y la pasión de otro, aunque a veces reflexionen en exceso sobre el azar, se trata casi de un cuento más que de una película. ¿Sería demasiado afirmar que no podía ser sino francesa?; de otra lugar no podía haber salido...

La película comienza con una entrevista a Adèle, su protagonista femenina, un alma frágil e inocente, que quiere colmar sus ansias de cariño en cualquier hombre dispuesto a ello. Lo que ocurre es que la historia siempre acaba teniendo final triste, pues es demasiado bella e inocente para que la valoren y sepan cuidar. Sin más salidas que la del suicidio en su cabeza, Adele se dirige a un puente para poner el colofón a la tragedia de su vida. Pero allí aparece Gabor, un hipnótico hombre (algo charlatán y cuentista) que por medio de su palabra la intenta convencer de que puede salvarla. Con este hipnótico comienzo da rienda suelta esta película, que transcurre en un viaje introspectivo a través de dos personajes maravillosos. La mirada de Adéle encandila y Pierre tiene momentos en los que provoca pasión. Es una maravillosa historia de amor contada con auténtico alma.
Leconte se atrevió hace más de una década a rodar una película en blanco y negro, algo alabado por la reciente multipremiada y valorada The Artist. Da gusto que directores (franceses, ¿será casualidad? Yo creo que no) se arriesguen a contarnos historias con una temática y trasfondo diferentes y alejadas de lo que impera en la industria comercial. Así que si son de esas personas que disfrutan con lo diferente, les encanta ser sorprendidos y su sensibilidad no entiende de cánones establecidos, creo que encontrarán en esta película una pequeña joya.

Encantadora película de Patrice Leconte, un realizador francés que siempre, a pesar de que a veces no resulte muy convincente, denota un gusto estético y un amor a sus personajes, que dotan de personalidad a sus siempre interesantes trabajos.
Aquí relata una preciosa historia de respeto, amistad y amor, entre dos seres faltos de cariño, seres a quienes la felicidad resulta esquiva, pese a, sobre todo la chica, intentarlo una y otra vez.
Lleno de estupendos diálogos, divertida a veces, triste otras, resulta un trabajo enormemente atractivo, con un cuidado y esmerado trabajo de puesta en escena, con brillante fotografía en blanco y negro a toda pantalla, lográndose una profundidad de campo admirable que remarca la soledad y distanciamiento de sus personajes.
Con pocos, pero ricos mimbres, Leconte logra conmovernos durante todo el metraje, llegándose a un final simplemente maravilloso (quizás un poco previsible, sí).
Mención especial merece la gran interpretación (una vez más) de Daniel Auteuil, con gran economía de gestos, pero una mirada que lo dice todo.
Auteuil ganó, por este gran trabajo, el César de Francia al Mejor Actor.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es/2007/02/la-chica-del-puente-la-fille-sur-le.html