Expediente Anwar

USA quedó espiritualmente tocado luego del 11 de septiembre del 2001. La amenaza terrorista devino en un fantasma tenebroso y todos los aeropuertos se convirtieron en Campos de Concentración dónde todos los pasajeros fueron percibidos como potenciales hombres bombas.

Rendition es del 2007, ya son 16 años, y el terrorismo árabe en particular sigue desvelando las 24 horas del día a los servicios secretos de los occidentales. Y es tanto el miedo y la esquizofrenia que hay veces, muchas veces, que los inocentes y culpables se intercambian.

No importa si eres ciudadano estadounidense; no importa que niegues de lo que se te acusa; no importa que se violen las leyes internacionales; no importa la humanidad. Si eres extranjero y con nexos árabes eres un potencial sospechoso. Sobre ésta premisa se sostiene éste film.

Lo más relevante de ésta deficiente película es su denuncia acerca de la tortura denigrante que obliga al inocente en asumir una culpabilidad que no tiene para librarse del daño inclemente de sus verdugos.

Un desganado y circunspecto Jake Gyllenhaal le da vida a un agente de la CIA que tiene pensamientos encontrados entre el deber y las transgresiones que se cometen en nombre del mismo. Su acto de humanidad le salva y le condena a la vez porqué el sistema no entiende de esto.

La otra historia es la de la juventud perdida. La misma que vive atrapada en sociedades patriarcales y muy pobres bajo la danza capciosa de la religión. En vez de soñar, reír y creer son lanzados a una vida bajo la tiranía del rencor y los dolores del alma. Violencia que quema.

Estamos acostumbrados a ver un determinado tipo de ficción terrorista en la cual, el protagonista siempre acierta con el criminal en cuanto lo señala con el dedo. Así las cosas, a todos nos parece bien que Jack Bauer torture a diestro y siniestro o que Harry el Sucio resuelva las cosas a base de utilizar su Magnum 44, ya que están castigando a los malos. Pero, ¿qué pasaría si se equivocasen y machacaran sin piedad a un inocente? Éste es el punto de partida que el surafricano Gavin Hood nos propone en "Expediente Anwar", donde un egipcio que vuelve de viaje de negocios es confundido con un terrorista. Hablamos de Omar Metwally, a quien ya vimos en Munich, que ofrece una poderosa interpretación sobre alguien que no entiende por qué se está viendo sometido a tanta atrocidad cuando ni siquiera sabe de qué se le acusa. Metwally logra lucirse con un personaje que llega al límite de su resistencia física, momento en que el guión nos ofrece una inquietante disyuntiva: ¿hasta qué punto alguien sometido a brutales palizas y vejaciones acaba diciendo la verdad? Y es que la posibilidad de contar sólo lo que los interrogadores quieren oír, por mor de abandonar el sufrimiento, es absolutamente real. Esto es lo mejor de la película, ya que esta historia sólo funciona como drama al carecer de elementos para considerarlo un thriller. Hablamos de su lentísimo ritmo y de las pocas sorpresas en el transcurso del metraje, aunque hay alguna. En lo que a actores se refiere, si Metwally es la cara, podríamos decir que Jake Gyllenhaal y Reese Witherspoon son la cruz, mientras que Meryl Streep podría ser el canto. Una actriz del talento de Streep se limita a cumplir con su papel, de forma correcta, pero sin ningún tipo de pasión ni alarde. Aunque bien es cierto que no tenía las oportunidades de los personajes de Gyllenhall y Witherspoon, desaprovechados por sus limitadas actuaciones, demostrando ser unos intérpretes bastante sobrevalorados por la crítica. Así pues, tenemos una película que está bien para hacernos pensar sobre el abuso de poder y que también deja patente el inminente problema del terrorismo; sin embargo, su visionado puede llegar a hacerse un tanto aburrido.

Expediente Anwar cuenta una historia terrible. Una historia basada en algo que ocurrió realmente. En algo que ocurre todos los días, me atrevería a decir. ¿Dónde está esa supuesta manipulación con la que tanto se llenó la boca cierta crítica? ¿De verdad es manipulación, cuando todos sabemos de las prácticas de EEUU y otros tantos países?
No obstante, aclarado este punto, dicha historia terrible no es suficiente para hacer una buena película. Éso creyó Gavin Hood, y también Kelley Sane, pero no es así. Porque Expediente Anwar tiene un temible olor a telefilme de sobremesa, todo exageración y sentimentalismo, pero es que además resulta frío como el hielo, cuando la intención era exactamente la contraria. Y el más claro ejemplo lo encontramos en la historia de los jóvenes amantes norteafricanos. Su desenlace deja indiferente al espectador, a pesar de lo que ocurre en pantalla, y esa sensación se extiende a toda la película. Da igual lo que nos estén contando o cómo de duras sean las imágenes de tortura. La cinta de Hood, cuya puesta en escena es correcta pero nada apasionada ni sofisticada (vamos, que no es Kathryn Bigelow en Zero Dark Thirty), corre un velo entre espectadores y personajes, poniendo una distancia inaceptable entre ambos. No ayuda que Jake Gyllenhaal, un excelente actor, parezca tan desganado durante las casi dos horas de metraje, o que Reesee Witherspoon falle tan estrepitosamente en las escenas más emocionales (ver cuando grita a Whitman en mitad de un pasillo... ¡por Dios! Recordemos que esta actriz tiene un Oscar...). si hasta Meryl Streep, la gran Meryl Streep, parece actuar con el piloto automático puesto, sin garra ni interés.
Sólo un excelente Omar Metwally aporta la suficiente humanidad, sentimiento y entrega para que la desgraciada historia de Anwar El-Ibrahimi resulte interesante a nuestros ojos y la cosa no resulte un tedio insoportable. Sus escenas, las mejor filmadas por Hood y las que transmiten sentimientos más poderosos (ver las excelentes tomas de los interrogatorios) son lo que salva a una película con admirables intenciones pero simplón desarrollo. Podría haber dado para mucho más. No fue así.

Lo mejor: Omar Metwally y la denuncia que realiza la película de estas prácticas ilegales.
Lo peor: Reesee Witherspoon (ver su escena final) y la frialdad que desprende el conjunto.

La historia da para más. Empieza bien, se estanca evidente y al final remonta.

Mención aparte para el papel de Gyllenhaal, que para lo que hace, puedes poner a cualquier actor. Vaya papel, que ofrece muy poco lucimiento.

que resulta que no lo es, pero que pasaba por allí y, entonces le cogen para interrogarle y su mujer está muy triste porque no sabe nada de él.

Y luego resulta que uno que al que sus coleguis terroristas le tienen comido el tarro para que haga cositas malas, tiene una novia que su padre es poli en un país conflictivo y, colabora con los USA y, es un poco como el mafia-poli local.

Salen mandamases norteamericanos, entre ellos una mala malota (Meryl S.) que es como todos los políticos: cínica, cruel, arrogante, hipócrita, ...

Y al pobre del principio le llevan por la calle de la amargura, venga que te torturo y, él: ¿pero si no se de qué me hablas? AYYYYYYY Y al final pues.... (eso no lo cuento ni en spoiler para que la veáis si os apetece).

Vamos que se puede ver, aunque le sobran algunos minutos (¿30?) para acabar contando más o menos lo de siempre. En estas pelis sólo hay dos opciones made in USA: o son los super buenos o son mejores porque se critican muy bien y, a la vez se forran contándolo y apareciendo como "esos otros que no son como los demás".

En definitiva, que este mundo es un asco, que Dios te libre de estar en el momento inadecuado en el lugar inapropiado, que los poderosos manejan el cotarro, ¿alguien no lo sabe todavía?

Le pongo un 6, porque la factura es decente y las interpretaciones también, algunas incluso mejores.

No le pongo más porque cuando acaba, te ha entretenido pero no deja de ser una versión más de uno de los lados de opinión.

¿Tiene muchos tópicos? Bueno, eso no es malo siempre, hay pelis llenas de tópicos que son buenas y están bien resueltas y, en el cine, cada vez es más difícil ser totalmente original, dirgir bien, que los actores resulten buenos y creíbles, que el guión sea la caña, ....

No está mal si no estás buscando al peli del año.