La ley del silencio

Cuando alguien consigue rebelarse contra el poder establecido, es un héroe. Bien pudiera ser esta una frase de esta obra maestra. Ella resume la película, al fin y al cabo.
Hacia tiempo que no la volvía a ver, pero al revisarla volví a pensar lo que pensé la primera vez, y es que es una película maravillosa. Es una lucha contra todo aquello que quiere aplastarnos, contra aquello que quiere callarnos, es una lección de amor propio y de una alabanza a la justicia.
Brando es el mejor actor que jamás ha dado la historia, su rostro, en esta película esta esculpido por la dureza de los combates, por la ignorancia intelectual y por un futuro incierto. Es el anti-héroe. Kazan consigue mostrárnoslo como un hombre perdedor, alguien que se deja llevar por la corriente porque no tiene otra cosa, hasta que el amor, como en tantas otras ocasiones, consigue encender un interruptor en el cerebro del protagonista.
Eva Marie Saint, es el contra peso a la historia, es la chica afligida, la que hace cambiar radicalmente a Brando.
Una película maravillosa que nos enseña como un hombre puede cambiar, como persona y como miembro de una sociedad desigual.

La película con la que abierta y visceralmente el "maldito" Kazan buscó justificar su delatora, detestable y nunca justificable actitud durante la asquerosa y lunática caza de brujas maccarthysta. Pero "La ley del deseo" emerge hoy por encima de cualquier actitud previa de su director y de sus verdaderas intenciones, como una obra maestra absoluta, una película de recia fotografía, de corte áspero, duro, de hiperconvincente realismo. Aquí, un gran Brando es Kazan y más concretamente un delator obrero del muelle que acabará enfrentándose al clan mafioso que lo chantajea primero porque él quiere y luego a la fuerza. Es una obra sobre el arrepentimiento, la toma de conciencia y la traición, sobre el verdadero valor del individuo, que se cierra en un inolvidable final (spoiler)
Aquí logra Kazan el definitivo cierre emocional, visceral y autobiográfico de una inolvidable película con inolvidables interpretaciones (Malden está soberbio como el comprometido sacerdote sindicalista). Y si es por cine, el cineasta queda redimido de por vida.

Película de autojustificación de su director Elia Kazan que a través del comité de actividades antiamericanas delató a excompañeros del partido comunista, eran años complicados en la lucha contra la Unión Soviética y la derecha ultraconservador americana arremetia contra todo lo que pudiera ser minimamente de izquierdas. Centrándonos en la película estamos ante un buén trabajo de Kazan, una historia sobre la redención, el perdón, la lealtad y la justícia. Film duro que retrata con crudeza los muelles de Nueva York y el control que sobre ellos ejercen una banda de mafiosos. La historia nos cuenta la redención de Terry Malloy (Brando) después de participar en un asesinato grácias a la ayuda de Edie (Eva Marie Saint) hermana del muerto y del padre Barry (Karl Malden). Terry va hacia el buén camino mas por el amor que siente hacia Edie que por justícia.
Fantástica actuación de Marlon Brando, a parte de ganar el Oscar es probablemente su mejor actuación, la película cuenta también con los siempre sóbrios Lee J.Cobb y Rod Steiger interpretando a los mafiosos, con Eva Marie Saint en su primer papel
aguantando el tipo delante de Brando y un Karl Malden esplendido en el papel del padre Barry, que diferente seria la iglesia si todos los curas fueran como este.
La película ganó ocho Oscars, quizá demasiados, sin Brando no seria lo mismo.

Terry (Marlon Brando) es un joven ex-boxeador que trabaja para la mafia que controla el empleo de estibadores en los muelles de Nueva York. Sin quererlo colabora en la muerte de unos de los trabajadores que no resigna a ser chuleado por los gangsters. La aparición de la hermana del fallecido (Eva Marie Saint), de quien se enamora Terry y la obstinación de un sacerdote (Karl Malden) provocarán en la mente de Terry un dilema ético y moral, el cual se debate entre la fidelidad a sus compañeros y a la silenciosa ley del muelle y testificar contra ellos y devolver de esa manera la tranquilidad a su conciencia.

Elia Kazan, utiliza su enorme talento como herramienta que justifica la denuncia contra sus compañeros de profesión en la época de la polémica "caza al comunista" del hipócrita senador McCarthy.
Como defensa moral le sirvió de poco, pero la obra maestra que queda es extraordinaria.

El ambiente sucio, maleado y triste de los oscuros muelles de Nueva York, el realismo palpable, la fabulosa fotografía de la miseria reinante, y la historia que fotografía meticulosamente el alma humana, todavía mas miserable que la suciedad de ese opresivo barrio obrero, del que no salimos en toda la película, nos emociona de manera progresiva hasta alcanzar el climax en un grandioso final, rozando lo dolorosamente épico.

Una muestra más del increible talento de Marlon Brando, creando un personaje entrañable, duro por fuera y humano por dentro, así como los enormes secundarios, Eva Marie Saint, Karl Malden, Lee J. Cobb.
Una historia llena de pequeñas historias complejas, realistas, tristes, que dotan al film de una dimensión universal y atemporal.

¿Qué más se puede decir? Acongojante. En pocas palabras un jodido peliculón.

En mi opinión una de las películas con mayor carga narrativa del director Elia Kazan, que en esta ocasión nos muestra de forma magistral la vida extrema en los muelles de Nueva York en la década de los 50. Sin lugar a dudas, lo mejor del film es la memorable interpretación de Marlon Brando, una de las mejores de su carrera cinematográfica, pues borda el papel de perdedor perdido inmerso en un mundo autoritario donde la ley del silencio es el mandamiento supremo al que respetar incluso con la propia vida. El actor interpreta su papel de forma tan magistral que la bofetada de realidad que aporta al espectador es altísima: Un boxeador retirado obligado por las duras circunstancias de su vida personal, un pelele al que todos tienen la potestad de dominar y un botones al servicio de la mafia dictatorial de los muelles, pero que muestra con valentía y humanidad una evolución interior digna de las mejores personas presagiando un gran cambio global en su papel y en los del resto de personajes, así como en su mentalidad y condición humana en esa sociedad tan particular. Todo ello rodado en unos escenarios increíbles (brumas matinales, barcos y buques anclados, edificios sucios, calles oscuras y húmedas...), excelente fotografía y banda sonora, además de sobresalientes interpretaciones de los secundarios (especialmente la de Lee J. Cobb). Una maravillosa película que solamente pudo nacer y ser posible gracias a la unión de uno de los mejores trabajos cinematográficos de director y actor protagonista en sus respectivas trayectorias.