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Orange Is the New Black (Serie de TV)

Serie de TV. Drama. Comedia Serie de TV (2013-2019). 7 temporadas. 91 episodios. Piper Chapman (Taylor Schiling), una mujer de Connecticut con una vida estable a punto de casarse, es detenida a raíz de un delito de drogas que cometió hace una década: en aquellos días llevó un maletín con droga para Alex Vause (Laura Prepon), una traficante y antigua amante de Piper. Tras el juicio, es enviada a prisión de mujeres en Litchfield, Nueva York. Allí convivirá con un ... [+]
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Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
19 de marzo de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A primera vista OITNB no parece especialmente original. Series corales ha habido unas cuantas. Y dramas carcelarios aún más.

Su puesta en escena, si bien está muy trabajada, es amigablemente conservadora. Nada que ver con el ambiente opresivo, lúgubre y mugriento de, por ejemplo, Oz, serie que, pese a su (relativa) escasez de medios, visualmente era muy original (aunque por otra parte su elevadísima tasa de mortalidad socavaba la verosimilitud del guión e impedía un mayor y mejor desarrollo de los personajes).

Sus tramas centrales podrían ser del siglo XIX. Lo cual hace que, pese a lo comprometida o progre que pretende ser, a veces parezca un producto más. Otro que se suma a la moda de lo que ahora se llama feminismo (1). Muy lejos de, por ejemplo, The Leftovers, en donde la trama principal era el hueco que se creaba cuando ya no resulta posible establecer una finalidad, es decir, la trama de la no-trama, el drama del no-drama, el sentido del sinsentido y viceversa.

Y su montaje está a años luz de, por ejemplo, la sucesión de elipsis que en Twin Peaks forzaban el espectador a rellenar las partes omitidas, situándolo dentro de la propia narración como si éste, a pesar de acabar de llegar allí, ya estuviera enterado de todo, provocando así su extrañeza hasta que la propia narración terminaba por hacerse incomprensible sin la presencia de esas mismas elipsis (nunca una serie hizo un uso tan apabullante de la elipsis, la elisión lingüística y el fuera de campo).

Pero a pesar de todo es una gran serie.

Para empezar tiene un casting bestial, quizá no grandes intérpretes, pero sí interpretaciones que se adaptan perfectamente a los papeles (lo que a mi juicio es mucho mejor). Además, la serie va cribando temporada a temporada, en busca de lo que funciona mejor, hasta que finalmente su trama principal se disuelve en medio de los diálogos. Y, madre mía, qué diálogos. Ya sean comentarios sobre cine o televisión, ya sean observaciones políticas, comentarios de pasada respecto a cualquier asunto o simples anécdotas, están elaborados con tanta naturalidad que dan la impresión de ser totalmente espontáneos. OITNB es a las series lo que el free jazz a la música. Logra triunfar justamente donde Treme escolló.

Pasada la 2ª temporada, cuando la serie comienza a soltar lastre en forma de Jason Biggs y tramas aburguesadas, no sólo desaparece la solista principal sino se transforma en pura masa coral. Es una suma de voces, cada una con su propio ritmo, con su acento, con su jerga y sus palabras fetiche. Es una suma de ritmos en la que la (¿aparente?) improvisación surge como resultado natural de la interactuación entre los diferentes elementos, es decir, de actores que a fuerza de haber interiorizado los personajes pueden añadir a cada frase, a cada gesto, a cada pequeña inflexión matices que hacen a sus personajes absolutamente únicos y verosímiles. Cada uno tiene su carácter, sus preferencias, su recorrido, su personalidad intransferible e inmensurable, sin dejar espacio alguno al estereotipo y al cliché o subvirtiéndolo por completo, no siendo susceptibles de psicología en tanto que son demasiado orgánicos y ricos (pero coherentes) como para caber en cuadros de personalidad o diagnósticos clínicos.

No hay un solo diálogo que en algún punto no sé desvíe, siquiera mediante su propia enunciación, de lo preestablecido en televisión (películas así de bizarras ha habido una cuantas, pero no, que sepa, de esta extensión, riqueza y temática). Y aunque las situaciones a veces estén muy trilladas y sean ocasionalmente exageradas, pasa aquí lo que pasa con los grandes actores, que da igual lo que estén contando, uno los cree sin pestañear aunque sea una estupidez. Sus capacidades emocionales están tan hiperbólicamente magnificadas por el montaje (abusivos primeros planos), el lenguaje y la interpretación que son capaces de sortear cualquier resistencia crítica, de anular cualquier distancia, de meterte en cualquier situación o de contagiarte cualquier emoción.

Y luego, claro, está el retrato del ambiente carcelario. La propia cárcel si bien no es muy original es representada con un grado de detalle asombroso. Es un personaje. Es una metáfora. Es un monstruo nacido del absurdo. Así, detrás de su aséptica y neutral apariencia, se oculta una bestia que evoluciona, que, de manera casi imperceptible, muta y se transforma a cada instante en algo aún más horrible y peligroso. Desde los sonidos de megafonía hasta el número de figurantes que hay en cada plano. Desde el día a día de una reclusa hasta la economía sumergida. Desde la gestión económica de la alimentación hasta la cocina. En cualquier instante la más inocente broma se puede convertir en una pesadilla.

La misma insistencia machacona en imponer un orden a las reclusas revela una y otra vez lo opuesto. Hay un proceso, hay un mecanismo, hay sentencias, pero las razones por las que cada una de ellas está allí son casi accidentales (2), las condenas desproporcionadas (injustas), la propia cárcel está corrompida en todos sus niveles.

No es tan sólo privarlas de libertad, es obligarlas sutilmente, es engañarlas con la verdad, es forzarlas a competir entre sí cuando ya no tienen nada que ganar, es torturarlas diariamente con una sonrisa entre los labios como si nada estuviera sucediendo, como si todo ello fuera perfectamente lógico y estuviera perfectamente ordenando. Llegado el momento también es quebrarlas. Intentar quitarles la dignidad y conseguirlo con frecuencia. Es el experimento de Milgram con guantes de seda y el de los Guardias versus los Prisioneros sin fecha de salida y casi sin límites.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Donald Rumsfeld
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24 de julio de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Humor negro en ocasiones, cosa que me encanta. Una serie con fuerza, mostrando la perspectiva de unas presas de todo tipo. Mujeres diferentes en miles de aspectos pero que son iguales en una cosa: mujeres encarceladas. Emotiva en ocasionas, y poderosa constantemente, como las mujeres que conocemos en la serie.

Recomendadísima sin lugar a dudas. No puedes morir sin ver esta grandiosidad.
AngekMGV
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26 de agosto de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente serie, los personajes femeninos son en su máximo brillantes, muestra la realidad a detalle con frialdad y certeza total, sin dudarlo es la mejor muestra del poder y opresión femenina.
Dannie
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15 de septiembre de 2013
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya sólo por la brillante interpretación de todas sus actrices, merece la pena esta serie, que si bien la encuentro bastante irregular (no comparto las críticas exultantes que se leen sobre ella...), es una colección de entretenimiento asegurado. De cada una de las actrices se podrían sacar una historia completa, o varios capítulos, porque la caracterización de estos personajes es determinante en el conjunto final. Por eso los personajes masculinos quedan ensombrecidos ante tal portentosa fuerza interpretativa. Curiosa.
enyel
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28 de agosto de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
la serie arranca en su primera temporada como autobiografia de una reclusa, la historia esta bien y tiene cierto "sentido". No obstante la carcel que refleja es mas un correccional e incluso en ocasiones un hotel, los problemas de las reclusas son mas de indole estudiantil que de drama carcelario. Dejando la ambientación poco creible del centro penitenciario en cuestión, los personajes mantienen el deseo de saber mas sobre que les pasará y las tramas están logradas, eso si cuando flaquean siempre se termina haciendo uso del morbo lesbico.

En temporadas sucesivas la autobiografia ya no tiene nada que ver, y los personajes pasan a ser de telenovela con guión, algunos ya nada creibles y con poco o nada que aportar. La última temporada se hace larga y repetitiva. las presas nada creibles, dejandose amedrentar por un guardia de 3 al cuarto.

Es mas una serie de humor/ aventuras que de drama carcelario.
raul3r
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