El hombre de al lado

No es poca cosa que el hombre que está enfrente de tí, parezca que está a tu lado y es mucha cosa hacer una película con un guión creíble y ajustado a ella. El hombre... es un tedioso collage de ideas sueltas que no terminan de encajar, actuada muy bien por Araoz y muy mal por Rafael, entendible por Araoz, inteligible por Rafael y compañia (favor de subtitular la próxima). Lo que es una buena idea se diluye en idas y vueltas y exposiciones del C5 del auspiciante de la peli y momentos pasables por la fotografía del bosque de La Plata y una mañana neblinosa.

312/22(28/12/10) Singular cinta argentina, realizada por el tándem Mariano Cohn y Gastón Duprat, una obra que roza por momentos el arte y ensayo, con una composición de escenas sumamente estilizadas, tratadas con una minuciosidad en el encuadre y en el trato del color de sibaritas. Desde los títulos de crédito se hace patente, con la pantalla partida en dos, la mitad en blanco y la otra en negro, como un mazo golpea un lado y la onda expansiva hace que el otro comience a romperse también, a partir de aquí la tónica general es crear cuadros modernistas que juegan con los colores para intentar transmitir su mensaje de dos mundos contrapuestos, la burguesía y el proletariado, singular también es el curioso teatrillo que hace uno de los protagonistas con las manos que es el contrapunto del sofisticado némesis de este. El argumento es muy simple, es la disputa entre dos vecinos, Leonardo (excelente Rafael Spregelburd) y Víctor (extraordinario Daniel Aráoz), por la construcción de una ventana por parte de Víctor pues como este le dice a Leonardo <Sólo necesito unos pocos rayitos de luz, que a vos te sobran>. Con este hilo argumental se desarrolla una historia en la que chocan dos estilos de vida, Leonardo es un tipo que vive en una famosa casa de diseño modernista, Curutchet, la única hecha en Sudamérica por el conocido arquitecto Le Corbusier, es un snob diseñador de elementos de interior de casa, es vanidoso, presuntuoso, el vecino es Víctor, un vendedor de coches de segunda mano, es un tipo de aspecto rudo, obstinado, sencillo, y que en su lenguaje seco destila violencia contenida, los realizadores se ponen claramente de parte de Víctor, ridiculizando en su modus vivendi a Leonardo, que representa a la peor burguesía, la egoísta, la que no para de mirarse el ombligo, la que se comporta de forma fría en familia, la que se desenvuelve de un modo hipócrita, que no soporta que el proletariado que refleja Víctor, tenga un poco de luz, a través de esta ventana se conectan los dos universos antagónicos es una despiadada crítica social, que se mueve por la delgada línea que separan la comedia del drama. La historia posee un ritmo narrativo reposado pero de calado, con escenas que destilan fuerza, con unos poderosos duelos entre Spregelburd y Aráoz en los que la tensión se puede cortar, botón de muestra es la reunión que tienen en la furgoneta de Víctor, pensé que iba a sacar la sierra eléctrica, la atmósfera era terrorífica, y es que Aráoz está soberbio, con una voz ronca penetrante, una pose de duro, da pavor, y este es uno de las moralejas de la cinta <Las apariencias engañan>, y esto queda mostrado en su controvertido final, final que no me gusta, bordea el esperpento, no saben poner el broche que se merece este muy buen film, no está a la altura del resto de metraje, es como si entre todos los finales posibles hubieran hecho el peor. Recomendable a los que gusten de comedias ácidas hechas con mucha preciosismo y con mensaje. Fuerza y honor!11

El hombre de al lado es una película bien lograda, cuenta una historia muy sencilla y logra crear una trama llena de visicitudes que se desarrolla a buen ritmo envolviendo al espectador, sobre todo las actuaciones son muy vibrantes - aunque algunos personajes no están bien definidos-.

Donde la película afloja mucho es en el contenido, que la historia da para mucho más y el mensaje brilla por su ausencia.

Es una película que cuenta con mucha maestría una historia, pero pudo haber dado para mucho más. En mi opinión se contentó con mantener una buena estética.

“El hombre de al lado” confirma la buena salud del cine argentino, o al menos del que nos llega a nuestras pantallas, pues con un guión inspiradísimo y unos actores en estado de gracia, los directores Mariano Cohn y Gastón Duprat nos ofrecen una de las películas más interesantes de lo que llevamos de año.

Con un argumento en apariencia simple, un hombre ve como un cierto día su vecino pretende construir una ventana con vistas a su casa, la trama va aumentando la tensión a medida que se desarrolla, conduciendo a un callejón sin salida al protagonista del film, Leonardo, un diseñador de éxito que observa como su plácida vida se tambalea cuando su vecino entra en ella. No se trata de un psicópata ni de un asesino en serie, pero sí es una persona tan diferente a las que Leonardo está acostumbrado a tratar que su presencia está a un paso de arruinar su vida personal y laboral.

La relación y los diálogos entre los dos personajes constituyen el punto fuerte de la película. Daniel Aráoz construye el suyo de una manera extraordinaria, pero Rafael Spregelburd se erige en su réplica perfecta, en la viva imagen de la desesperación. A través de una inteligente mezcla de momentos de tensión y situaciones con una gran carga de comicidad, observamos la convivencia entre dos personas antagónicas que representan dos mundos opuestos pero a la vez cercanos. Tan cercanos que basta un orificio en una pared medianera para que se encuentren.

Sólo la resolución final de la historia tiende a perder un poco la contención dramática que domina la mayor parte del relato, pero aunque desentona ligeramente del resto del film, no distorsiona en absoluto su mensaje, pues sabe mantener la coherencia y la conducta lógica de una película que sorprende por su aparente sencillez y por la aplastante contundencia con que muestra aspectos escondidos de la conducta humana.

Si la vida ya es de por sí complicada, porque nos la complicamos aún más unos a otros. Ese vecino que se muda en la casa de enfrente de la nuestra, un hombre rústico y vulgar que se dedica a vender coches usados, que intenta joder abriendo una ventana en la pared para "atrapar unos rayitos de sol", invadiendo nuestra intimidad y nuestra privacidad, se merece mandarlo al carajo. Un hombre que no entiende de buenos modales y que hace todo a su manera.

‘El hombre de al lado’ dirigida por el tándem formado por Mariano Cohn y Gastón Duprat, es una modernista propuesta que va más allá del retrato social. La acción se desarrolla en la casa Curutchet, la única diseñada en América Latina por Le Corbusier, padre de la arquitectura moderna. Un duelo vecinal que roza el minimalismo, en el que no terminan de convencer las excesivas dosis de caricatura del retrato de la ultramoderna familia. Un filme en el que el suspense dramático se sustenta en el fantástico enfrentamiento entre un indemne Rafael Spregelburd y un arrollador Daniel Aráoz.

Lo mejor: el duelo Spregelburd/Aráoz.

Lo peor: el retrato excesivo de la familia moderna.