La noche

Una película italiana dirigida por el fotógrafo y gran cineasta italiano de los años 60, nacido en Roma. Pero producida cada una por otra persona.
Dónde los personajes serán sobre todo el trio protagonizado por: Valentina (Mónica Vitti), Lidia (James Moure) y Marco Maastrati ( el escritor que ha caído un poco en crisis). No sólo litetaria si no sentimental y matrimonial. Casado con Lidia, ya no siente él lo que antes pero la sigue queriendo y es fiel, eso sí, ella, ya se va distanciando, y le hace tener dudas. Sobre todo, durante una fiesta dada por un rico empresario, dónde habla con su marido y ella de la economía y también se dedican a lo lúdico, él con Valentina, y ella, con uno que conoce, pero que por supuesto, se da la vuelta.
Volviendo otra vez, a su matrimonio.
Una película dónde se ve el argumento antes de ir al cine como en los clásicos, es un cine expresionista, dentro del clasicismo, dónde los personajes, sobre todo ellas, se siente solas, y se ve mucho el infinito y la naturaleza que les absorve así como el pensamiento, en otra de sus películas, "El desierto Rojo" dentro del tetrapensamiento.
Para todos los públicos, aunque es un cineasta que tuvo problemas con la crítica, y con Mónica Vitti. Se pueden ver en Valladolid, desde el día 18 de Septiembre, ayer, dónde se proyectó esta película, hoy "se proyecta Eclipse" y mañana "Desierto Rojo" en el Patio Herreriano.

Pilar indiscutible del neorrealismo italiano, fantástica dirección de Michelangelo Antonioni. Susceptible relato de un matrimonio internamente acabado y de dos personas incapaces de afrontar la realidad. El aparente desinterés de los protagonistas no hace sino incrementar la degradación y el sufrimiento -concretamente de Lidia- y de su relación. Especial alusión a la conmovedora actuación de Jeanne Moreau y a la fotografía de Gianni di Venanzo.

Comienzos de los 60. El tsunami de la "nueva ola" inunda y arrasa las pantallas. Desde Italia el neorealismo evoluciona por caminos cóncavos y convexos con puntos de encuentro como pueda ser la cinta que nos ocupa con "La dolce vita" estrenada un año antes por Fellini. Desde Europa el cine se torna intelectual, autoral.
Antonioni estrena su segunda entrega de una trilogía sobre la incomunicación ("La aventura", "La noche", "El eclipse") etiqueta de la que el mismo reniega o ya puestos añade una cuarta: "El desierto rojo".

La inquietud y el desasosiego existencial que nos produjo "La aventura", aquí se torna en tedio, en aburrimiento vital hasta que la muerte nos separe, en una desidia de banalidad que carcome a la alta burguesía, en la que están inmersos nuestros protagonistas del que solo la carnalidad amortigua como un espejismo la sed de existir, de amar y ser amado ante el reconocimiento de nuestra propia insignificancia.

Nos lo transmite Antonioni en un ejercicio donde sublima su estilo de forma abrumadora con la impagable connivencia de la fotografía en blanco y negro del gran Gianni di Venanzo que lamentablemente falleció cuatro años después con 45años.

La suavidad y sutiliza con la que la cámara sigue a sus personajes, la creación de atmósferas, la meticulosidad de sus encuadres, los símbolos y metáforas visuales utilizando las líneas arquitectónicas y los espacios hacen de la dirección lo mejor de un film cuyo substrato queda claro desde el principio y hubiera sido difícil mantenerlo durante dos horas en otras manos, en otra mirada que no fuera la de su autor.

Claro que también están Mastroianni, Vitti (musa de Antonioni) y una inmensa Jeanne Moreau. Palabras mayores.

cineziete.wordpress.com

Para quien esto escribe, rotundo sí. Combina todas sus obsesiones (incomunicación, pareja, burguesía...) con un argumento nada complicado ni aburrido, quizás porque la acción transcurre en un solo día con situaciones muy diferentes. Además, todos los actores están perfectos, con Monica Vitti, en su segundo papel para el director, perfecta como joven aburridísima. Lo mejor, la secuencia del juego de la polvera y lo inmensamente bien que le quedan los trajes negros a Mastroianni.

Esta película acusa mucho el paso del tiempo. Vista a día de hoy pierde la modernez que debió representar en su momento y tiene poco interés. La historia de un matrimonio burgués de Milán en una fiesta de ricos no engancha en absoluto, es algo ya muy manido, y lo único que salva la película es que desde el punto de vista de la estética del cine en blanco y negro tiene momentos interesantes, pero poco más me dice.